Localización: Norte del Ecuador, ne la provincia de Pichincha.
Fundación: 6 de Diciembre de 1534 por Sebastián de Benalcazar.
Nombre significativo: San Francisco de quito "Carita de Dios"
Altura: 2800 msnmAtractivos: Principales Lugares Turísticos de Quito
El Ecuador cuenta con una pequeña Ciudad Turística, Científica y Cultural, La Ciudad Mitad del Mundo, ubicado a 13.5 Km (15 minutos) de Quito, capital del Ecuador. Es el principal centro de atracción turística para nacionales y extranjeros, se levanta sobre ocho hectáreas, en un precioso valle encantado enclavada en la línea equinoccial que divide al planeta en dos hemisferios: Norte y Sur.
Iglesia San Francisco San Francisco, el más imponente monumento arquitectónico quiteño. Ofrece a la admiración del visitante templo, capillas y convento. El conjunto, que abarca casi dos manzanas completas y se yergue sobre amplísima explanada de piedra, tiene tanta grandeza que Ernesto La Orden lo llamó "Escorial sobre los Andes".
Iglesia La Basílica La Basílica del Voto Nacional, o simplemente " La Basílica”. Consagrado en 1988 (aunque todavía técnicamente inacabado) los soportes de iglesia sobre una colina escarpada al noreste de la vieja ciudad Quito, puede ser vista por casi toda la ciudad, en particular de noche cuando es iluminado, parecido a un faro, en brillante verde y azul.El Panecillo
Esta elevación natural fue bautizada así por su parecido con un pequeño pan, se erige en medio de la ciudad como un mirador natural desde el cual se aprecia la belleza andina de la zona y la disposición urbana de la ciudad. El montículo recibió su calificativo de los conquistadores españoles, pero se cree que su nombre auténtico es "Shungoloma" que en quichua significa "loma del corazón". En la época preincaica se erigió sobre él un templo dedicado al culto del dios Sol, llamado Yavirac, el cual fue destruido por el indio Rumiñahui mientras resistía con sus tropas al avance español.La loma del Panecillo, con tres mil metros de altitud sobre el nivel del mar, es una referencia para los quiteños porque marca la división entre el sur y el centro de la ciudad y aún mantiene el legado de la época incaica porque allí se encuentra la Olla del Panecillo, una especie de cisterna circular de ocho metros de profundidad que fue utilizado para el riego de sembríos.
Capilla del Hombre La Capilla del Hombre esta localizado en Quito Ecuador, es un espacio arquitectónico cultural, un complejo de gran dimensión. Esto es un memorial mandado al hombre latinoamericano de la imagen precolombina, al hombre contemporáneo.En ello forman la canción, el dolor, el llanto, la ira, la ternura, la protesta, sueños, violencia, peleas, sacrificio, y la victoria del hombre latinoamericano a quien Guayasamin dedica este trabajo.La Capilla del Hombre es también un símbolo. Son 15 mil metros cuadrados de un proyecto, concebido durante 12 años, " la capilla del Hombre ", tres plantas que se terminan en una cúpula con la forma de cono y trunca, es un monumento al hombre americano. Al que de las ciudades embutidas en estos 504 años de occidentalización.
Teatro Nacional Sucre Se conoce que entre los años 1565 a 1765 la actual Plaza del Teatro era la Plazuela de las Carnicerías, solar y patio de las carnicerías y tenía forma irregular, rodeada por casas de dos pisos con cubierta de teja. Entre 1670 a 1672 aquí se celebraban corridas de toros semanalmente todos los sábados, más tarde se consolida su uso y en 1790 se convierte exclusivamente en Plaza de Toros.
Palacio de Gobierno
Este edificio fue construido entre el siglo XVII e inicios del siglo XIX por el "Presidente de la Real Audiencia de Quito" (presidente del consejo real), Barón Héctor de Carondelet. En la escalera que conduce a la primera planta, hay un mural pintado por el artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, que retrata el descubrimiento del río de Amazonas el 12 de febrero de 1542. El tercer piso del palacio es usado como los cuartos Presidenciales privados donde él vive con su familia. El edificio tiene muchos pasillos y cuartos de recepción que son usados para ocasiones oficiales. El acceso a los últimos pisos es restringido y es sólo posible visitar la planta baja del edificio. Casa de la Cultura
El Patrimonio Cultural que custodia la Institución a nivel nacional, se encuentra distribuido en los diferentes Núcleos Provinciales, en colecciones que albergan desde arqueología hasta numismática y fotografía.En la ciudad capital, la CCE posee dos Museos de reconocida trascendencia, que se complementan y pertenecen. Su origen se remonta a 1938, cuando se crea el Museo Único o Nacional, que incluía variados tipos de colecciones y que desde 1944 funciona en una casa colonial ubicada en el Centro Histórico de Quito, pasando en el mismo año a adscribirse a la recién fundada Casa de la Cultura Ecuatoriana, perteneciendo posteriormente a la misma.
Aquí se aprecian los uniformes de los soldados de diversas naciones de Latinoamérica y Europa que lucharon junto a nuestros patriotas contra el ejército español. En el Museo Templo de la Patria están expuestos, en su parte exterior, bayonetas y cañones utilizados por las tropas patrióticas y se pueden apreciar varios murales donde están representados momentos y hombres destacados en la consecución de la libertad americana.
El Itchimbía es un parque educativo, recreativo y además es hoy en día un pulmón verde para el Centro Histórico; cuenta con una amplia oferta de instalaciones y actividades de primera calidad: juegos infantiles, ágora natural para presentaciones artísticas, un amplio parqueadero, senderos para trotar o realizar caminatas, ciclovía, senderos por el bosque, quebradas y áreas verdes, rincones de los sentidos, canchas de fútbol, básquet y voleibol, asaderos, miradores, pérgolas, en fin las opciones son muchas!.
Dentro de este parque se levanta el Centro Cultural Itchimbía, conocido popularmente como "Palacio de cristal", es uno de los sitios culturales más importantes de la ciudad y del país, ofrece actividades culturales, entre ellos los festivales de juegos tradicionales quiteños como los trompos, cuerdas, elástico, bolas, zumbambicos y rondas que se realizan de manera permanente, pero además muy a menudo se desarrollan conciertos, presentaciones de teatro, títeres, música, danza, fotografía, así como ferias de comidas típicas y artesanías.
El Itchimbía es un lugar que invita a la relajación y esparcimiento, donde se propicia el desarrollo de los sentidos con la presencia de elementos sencillos como el bosque andino, el paisaje, los sonidos, las texturas y los olores de la naturaleza.
El templo, amplio y noble, es de una sola nave, con planta de cruz latina de 60 por 27 metros, presidida por gran cúpula central. La fachada conjuga un neoclásico sencillo, con original espadaña de dos cuerpos superpuestos.
Centro histórico:
La región colonial mejor conservada de las Américas, el centro histórico de Quito ofrece impresionante arquitectura construida desde el siglo XVI. Posee plazas de material volcánico, gran edificios republicanos, monasterios, conventos, iglesias que adornan la estética barroca y gótica y es el hogar de museos llenos de la representación de su historia. La arquitectura encarna la historia del centro, Quito, mientras que la conservación de las costumbres modernas alberga la vida cotidiana de sus habitantes.
La rica arquitectura está presente dentro de las iglesias y plazas del centro histórico. Quito es el hogar de algunas de las más bellas iglesias, decoradas con impresionantes detalles barrocos y góticos. Entre las más populares, la iglesia y plaza de la Merced es un ejemplo perfecto de la estética barroca y gótica que abarca la ciudad, que se adorna con las obras maestras de Bernardo de Legarda y Miguel de Santiago.
Otras iglesias que encarnan las obras de Bernardo de Legarda y Miguel de Santiago, y están llenas del patrimonio histórico del centro Quito, son la Iglesia de La Compañía de Jesús y la Iglesia y Plaza de San Agustín.
La celebración de la historia de Quito nace entre las hermosas vistas de sus plazas. Reconocida como la entrada del Centro Histórico de Quito, la Plaza de San Blas expone la tradición histórica de Quito, junto con la arquitectura moderna, con sus joyas remodeladas y jardín vertical. Muchos identifican la Plaza Grande como el cubo del centro histórico. Hogar de muchos lugares de interés como: La Catedral, el Palacio Municipal, el Palacio Presidencial y la Plaza Grande, la cual sirve como un lugar lleno en historia para la gente de Quito y para los visitantes interesados en ver lo que envuelve la rica cultura de Quito.
Iglesia de Santa Barbara: En
la época de los Incas esta ruta comunicaba al Panecillo con la loma de San Juan
o Yavirac, centros de adoración y observación del Dios Sol y la Diosa Luna,
además de ser fuertes militares.
A
la llegada de los conquistadores españoles la Calle de las Siete Cruces se
convirtió en una de las arterias más importantes de la ciudad, pero su antiguo
uso era recordado por los indígenas, por lo que los españoles colocaron siete
cruces a lo largo del camino, para que a cada paso los caminantes recordaran que
ahora la ciudad estaba consagrada al Dios cristiano.
Las
iglesias que integran esta ruta son la de Santa Bárbara, que fue la primera en
la que se colocó la cruz; la Concepción, la Catedral, el Sagrario, la Compañía,
el Carmen Alto y la del Hospicio San Lázaro.
A
finales del siglo XIX las cruces fueron retiradas. En Santa Bárbara se colocó
en su lugar una pila de bronce, donada por un vecino adinerado. Pero a finales
del siglo XX, en homenaje a la tradición, el Fondo de Salvamento volvió a
restituir las cruces, basándose en los modelos originales.
La
iglesia de Santa Bárbara fue construida por don Juan Pablo Sanz en el siglo XVI
y en esta habitaron los jesuitas desde agosto de 1586 hasta enero de 1589. Es
una iglesia moderna que conserva pocas antigüedades: unas telas y unas estatuas
de varios santos.
El
pueblo quiteño deseaba tener entre sus gentes a los jesuitas, el cabildo
eclesiástico accedió al pedido. Desde 1578 la Real Audiencia intermedió ante
Felipe II con el propósito de solicitarle la cesión de la iglesia y casa
parroquial de Santa Bárbara, éste aceptó con la condición de que si los
jesuitas abandonaban las instalaciones para establecerse en otras, volverían al
dominio del poder eclesiástico. La cesión del Cabildo a los jesuitas de la
parroquia de Santa Bárbara tuvo lugar el 31 de julio de 1586.
La
edificación es de corte sencilla con planta de cruz al estilo griego y en la
mitad soporta una cúpula esbelta hecha de armazón de fierro forrada en zinc por
fuera, y por dentro lleva casetones de madera finamente decorados. El retablo
del altar consagra a la Virgen del Quinche y al Corazón de Jesús, uno al
calvario, otro a San Antonio y otros dos a San José y a San Judas Tadeo.
Dentro
de las pocas obras de arte se encuentra la pintura de la Virgen de la Espiga y
un busto de San Francisco de Borja esculpido en madera al lado de una lápida
ubicada en el primer peldaño de la entrada a la casa parroquial, la cual tiene
grabado una dedicatoria en latín al mencionado santo con fecha de 1942.
Iglesia de La Concepcion: El
Gobernador de la Audiencia, licenciado García de Valverde, retomó la idea de
Yáñez e inició una campaña para recaudar fondos en el vecindario y en el
Cabildo de Quito. La recolecta y los tres mil pesos que legó el clérigo fueron
suficientes para iniciar la fundación.
Igualmente el obispo fray Pedro de la Peña
hizo gestión ante la Audiencia para la fundación y consiguió que los regidores
marcaran el sitio donde debía erigirse la edificación y la autorización para
utilizar el dinero de un vecino de la ciudad fallecido llamado Pedro de Arroba.
La
Audiencia resolvió poner el convento bajo la dirección y capellanía de los
religiosos franciscanos en resolución al Provincial de San Francisco, fray
Antonio Jurado quien tomó posesión de los predios de Alonso de Paz el 12 de
octubre de 1575 y se dispuso a colocar una campana y una cruz en un altar
preparado para ofrecer una misa.
No
obstante la fundación se interrumpió y continuó hasta el 13 de enero de 1577
porque el obispo de la Peña se encontraba ausente y esto impidió el trámite de
la licencia del Ordinario, requisito canónico. Esta razón llevó al Cabildo
Eclesiástico a impugnar la fundación del convento. Además se presentó un
disgusto entre el Obispo y la Audiencia pues ésta ordenó a los indios a trabajar
en las minas de oro sin derecho a descansar en los feriados con el propósito de
amortiguar el gasto de los vecinos mayores en la construcción de la
edificación.
Se
les reconoce con distinción en la fundación del convento a nueve religiosas
(doña María de Taboada, doña Catalina Rodríguez, doña Francisca Xaramillo, doña
María de Torres, doña Aldonza de Castañeda, doña Lucía Xaramillo y doña María
Rodríguez, las otras como no tenían edad, fueron profesando a medida que iban
cumpliendo la requerida) que inicialmente vivieron en condiciones precarias,
por lo que en sesión del Cabildo del 14 de mayo de 1576 se decidió escribir al
virrey don Francisco de Toledo con el fin de que asignase un presupuesto para
el sustento de las religiosas. Pero nuevamente el infortunio acompañó a las
religiosas debido al incremento del personal que ascendía aproximadamente a
cien en 1586. Esto les obligó a entrevistarse directamente con el rey en
demanda de auxilio. Felipe II más religioso que su padre, ordenó al virrey del
Perú, el conde del Villardompardo, que entregara “mil pesos de minas de a
cuatrocientos cincuenta maravadíes cada uno de renta cada un año y por tiempo
de diez años en títulos de indios vacos de la dicha provincia de Quito” a fin
de solventar las necesidades de las religiosas y de cubrir gastos que demandara
la edificación.
Hoy
en día las monjas venden productos fabricados por ellas como el champú de
sábila. Igualmente se caracterizan por fabricar ropa para los Niños Dios en
épocas de navidad.
Por
otro lado la riqueza arquitectónica del templo y sus tesoros artísticos se
perdieron en un incendio que ocasionó graves daños. Actualmente la Alcaldía del
Distrito de Quito ha entregado, a través del FONSAL (Fondo de Salvamento del
Patrimonio Cultural de Quito) la obra de rehabilitación, tanto del monasterio
como de la iglesia de la Concepción. Esta se ha encargado de restaurar sus
obras de arte como: las esculturas, pinturas de caballete, murales y elementos
arquitectónicos importantes que dan vida al monumental.
Monumento
a la Independencia:


Es una escultura ubicada en la ciudad de
Quito D.M. que se encuentra emplazada en el centro de la Plaza Grande, como su
elemento más importante. Fue inaugurado en 1906 para conmemorar el llamado
Primer grito de independencia hispanoamericana por el entonces presidente,
Gral. Eloy Alfaro Delgado. Constituye uno de los íconos más importantes del
Centro Histórico de la ciudad y del país; además de un importante sitio de
concentración política por encontrarse frente al Palacio de Carondelet, sede
del gobierno ecuatoriano.
Quito fue la primera ciudad latinoamericana
en declarar su desobediencia al poder español que se había instaurado en
Latinoamérica, instaurando su propia junta de gobierno autónoma. Este hecho se
produjo el 10 de agosto de 1809, fecha en la que varios hombres de la clase más
pudiente se tomaron el Palacio Real y depusieron al conde Ruíz de Castilla de
sus funciones como Presidente de la Real Audiencia de Quito. Acto seguido fue
convocado una Junta de Gobierno con cabeza en Juan Pío Montúfar, marqués de
Selva Alegre, y conformado por varios diputados representando a varios sectores
de la ciudad.
Mientras sucedían estos hechos en América, en
España se dio la invasión napoleónica.
Se dice que los patriotas escogieron esa
fecha por el asalto del 10 de agosto de 1792 al Palacio de las Tullerías por
parte del pueblo de París en el marco de la Revolución francesa, en la que
muchos de ellos se inspiraban. Muchos otros aspectos posteriores, como la
designación de los diputados y las ideas republicanas que se consolidaron en
Quito hasta 1812 muestran claramente el afán de emular a los revolucionarios
franceses.
Las autoridades coloniales cercanas a Quito,
desde el primer momento, consideraron que la Junta Soberana era una sublevación
independentista y se apresuraron a reprimirla a sangre y fuego. A ningún
funcionario español de la época convencieron las declaraciones de fidelidad al
rey Fernando VII. Al mismo tiempo, solo las ciudades más cercanas, como Ibarra,
Ambato y Riobamba, se sumaron al movimiento quiteño, mientras que Guayaquil se
mantuvo leal al rey y sus autoridades pidieron al virrey del Perú el bloqueo de
la costa ecuatoriana para asfixiar a Quito. Desde Bogotá y Lima, los virreyes
españoles despacharon con suma urgencia tropas para sofocar a la Junta
Soberana.
Finalmente, aislada y bloqueada, el 24 de
octubre de 1809 la Junta devolvió el mando al conde Ruiz de Castilla,
negociando con él que no se tomarían represalias y permitiendo el ingreso a la
ciudad sin resistir de las tropas coloniales de Lima y Bogotá. En total, los
españoles tenían una fuerza militar de 3500 hombres sitiando Quito, por lo que
Ruiz de Castilla simplemente disolvió la Junta, y restableció solemnemente la
Real Audiencia de Quito, faltando a su palabra de manera escandalosa. Luego
persiguió y encarceló a los cabecillas de la revolución del 10 de agosto,
obligando a los otros miembros a huir y esconderse. Con la ciudad ocupada por
el ejército colonial de Arredondo, Ruiz de Castilla ordenó a la Audiencia el
inicio de procesos penales contra todos los patriotas, que fueron detenidos en
su mayoría, al menos aquellos que no tenían títulos nobiliarios.
El 2 de agosto de 1810, se produjo un motín
popular, conocido como Motín del 2 de agosto de 1810 con la intención de
liberar a los presos. Historiadores como Pedro Fermín Cevallos creen que tras
el motín estuvieron Morales y Salinas, que tramaron su liberación para evitar
el protagonismo de la familia Montúfar, puesto que Carlos Montúfar estaba
camino de Quito en calidad de comisionado regio. Otros, como Quiroga,
desconocieron del intento, por lo que sus hijas que lo visitaban se vieron
envueltas en la refriega.
En
1898, y por iniciativa del presidente liberal Eloy Alfaro, se retoma el
proyecto de un monumento conmemorativo a los próceres de la independencia. Se
decide que los gastos del mismo correrán a cargo del pueblo ecuatoriano y se
crea un fondo especial del 1% sobre las rentas de todas las municipalidades
durante un quinquenio. El 10 de agosto del mismo año se colocaría la primera
piedra de la base sobre la que más tarde se erigiría la escultura.
Tras
cinco años, y ya habiéndose acumulado un fondo importante, el llamado Comité 10
de Agosto que se había formado para encargarse de concretar la construcción del
monumento, resolvió buscar en Europa a los artistas más idóneos para darle
forma, pues se consideraba que para entonces en Ecuador no se podía realizar
una obra escultórica de esa magnitud. Así, por medio del Cónsul de Ecuador en
París se contactó a los mejores estatuarios.
Se
logró interesar a quince afamados escultores, entre ellos a Frederic A.
Bartholdi, el autor de la Estatua de la Libertad de Nueva York. Los quince
autores presentaron bocetos y la propuesta de realizarlo en un plazo de entre
un año y medio y tres años, y por un costo de entre 102 mil y 315 mil francos.
Sin embargo, otra propuesta que se presentó en paralelo, la del quiteño
Francisco Durini Cáceres, a nombre de la compañía L. Durini & Hijo, y en la
que se incluía el trabajo de artistas italianos y el apego a la idea original
de Minghetti, es la que convencería más y lograría el contrato que se firmó en
1904.
Un
proceso de propuestas, contrapropuestas y aprobaciones empezó a desarrollarse
por medio de cartas y fotografías entre Quito y varias ciudades italianas donde
se encontraban varios de los artistas involucrados. Las piezas se modelaban en
yeso y tras sus aprobaciones se los fundía en bronce. Su transportación a Quito
se hizo desde el puerto de Génova a través de la ruta de Magallanes, y tras
varios trasbordos llegaron a Guayaquil y luego a Quito, con trasbordos que
incluyeron el transporte en tren y el lomo de animales de carga, dentro del
plazo que vencía el 20 de junio de 1906.
No
obstante, el proceso de montaje en la plaza no estuvo exento de contratiempos;
piezas faltantes, otras que no encajaban y otros problemas que debieron ser
solventados sobre la marcha. De todas formas, en medio del estrés general y del
acercamiento de la fecha de inauguración, el 10 de agosto de 1906 se pintan las
casas de la plaza y se arreglan los jardines y las calles aledañas para
presentar oficialmente el monumento al pueblo ecuatoriano.
Palacio de Carondelet: Se
encuentra situado en el flanco occidental de la Plaza de la Independencia, en
las calles: García Moreno, Espejo y Chile. Este edificio fue construido entre
el siglo XVII e inicios del siglo XIX por el "Presidente de la Real Audiencia
de Quito", Barón Luís Héctor de Carondelet.
Fue
inaugurado a comienzos del siglo XIX por el Barón de Carondelet, presidente de
la entonces Real Audiencia de Quito.
La
fachada del Palacio exhibe en su costado sur una placa recordatoria en honor al
presidente Gabriel García Moreno, quien murió asesinado en ese mismo lugar en
el año de 1875
Primera
Planta: Esta sección es ocupada en servicios del Palacio Presidencial.
Segunda
Planta: La planta alta cuenta con una terraza con reja de hierro forjado y a
los lados de esta se desarrollan dos cuerpos de edificación que rematan con
tímpanos y ósculos.
Esta
planta es ocupada por despachos administrativos, y salones.
Tercera
Planta: Está ubicada en la parte posterior y es ocupada por la familia
presidencial.
Terraza:
Al centro de esta terraza se remarca la presencia de la crujía que separa los
dos claustros con un frontón de formas curvilíneas con ósculo central que
ocupan la esfera del reloj y se remata con un asta en la que flamea el Tricolor
Nacional.
Planta
Inferior: En la parte inferior del Palacio de Carondelet existen ambientes
ocupadas por tiendas o covachas a las que se accede directamente por la calle
García Moreno, también conocida como calle de las siete cruces.
Salón
Amarillo: En el interior del Palacio de Gobierno, está el Salón Amarillo, en el
cual existe una galería de cuadro de los Presidentes Constitucionales del
Ecuador.
El
palacio presidencial es de estilo neoclásico y se conserva a pesar de
intervenciones y modificaciones. A su alrededor se encuentran edificaciones
monumentales de primer orden, construidas en diferentes épocas y estilos, pero
se integran y se complementan, esta edificación tiene un valor simbólico no
sólo por la connotación histórica de los hechos sucedidos en su interior, sino
también por la presencia física, pues ocupa todo el largo de uno de los lados
de la Plaza Grande y por sus características formales neoclásicas.
Posiblemente
en este lugar estuvieron ubicadas edificaciones de las autoridades Incas, pues
existen en los muros de las cobachas, piedras poliangulares reutilizadas de
edificaciones Incas.
Palacio Arzobispal: Palacio
Arzobispal Durante varios años después de la fundación de la ciudad, los
párrocos de Quito vivieron en diferentes casas de los alrededores de la
Catedral. Fue solo hasta que se erigió el Obispado de Quito en 1546, que se
autorizó la compra del solar asignado al conquistador Núñez de Bonilla y sus
herederos en el flanco nororiental de la Plaza Mayor, que se estableció el
Palacio del Obispo de Quito en la esquina en la que se encuentra hasta el día
de hoy.
La
construcción original se modificó en 1.775 con la llegada del arquitecto
español Antonio García, que colaboró también en la construcción del Palacio de
Carondelet, y fue quien introdujo las características formas neoclásicas
europeas con resaltos laterales de remates triangulares, con sobre-relieves de
las armas del Vaticano en la izquierda y el Arzobispado de Quito en la derecha.
Las
modificaciones de García subsistieron hasta el siglo XX, donde se ejecutó una
restauración que alteró los elementos originales, en especial al interior del
Palacio.4 3 Esta segunda modificación se realizó en 1978, pues el Arzobispo
consideraba que el edificio se había vuelto peligroso debido a la antigüedad de
los materiales con los que había sido construido, pero solo se trató de un
reforzamiento de la estructura y adecuaciones eléctricas y sanitarias
En
la parte baja destaca un portal de arquería cubierto que sirve de espacio de
comunicación entre el palacio y la plaza, además de como un corredor exterior y
cubierto con las otras edificaciones vecinas por el occidente. Se accede por un
zaguán hasta un gran patio de piedra, con una fuente de piedra tallada en el
centro. Cuatro crujías de dos pisos rodean el patio, ubicándose la grada y la
Capilla Arzobispal (de acceso restringido) en el lado occidental.
El
palacio presenta formas neoclásicas, expresadas en los arcos y galerías del
interior y en la columnata del gran balcón ubicado en la planta alta de la
fachada, sobre el portal que remata en entablamento. En los dos extremos de la
fachada existen dos cuerpos macizos con ventanas ortogonales en la planta alta
y arco hacia el portal en la planta baja, se rematan con dos coronamientos
triangulares y tallas de las armas del Vaticano (der) y la Arquidiócesis de
Quito (izq). Entre estos resaltos se dispuso una galería exterior a modo de
balcón cubierto, con columnata doble de fustes cilíndricos y capiteles jónicos.
Despacho
del Arzobispo
Está
ubicado en el centro de la crujía occidental del segundo piso, y se accede a él
por la grada principal del palacio. La entrada a las oficinas del Arzobispado,
así como a las contiguas del Obispado, es permitido a todo el público.
Capilla
Arzobispal
De
acceso restringido, la Capilla Arzobispal guarda tesoros de la escuela quiteña
de arte que datan del siglo XVI al XIX. Está ubicada también en la crujía
occidental, y a ella solo pueden ingresar autoridades de comercio, litúrgico y
eclesiásticas, pues constituye la sede administrativa del Gobierno del Clero
Secular.
Biblioteca
Arzobispal de Quito
Este
Archivo se remonta a 1545, fecha de erección del Obispado de Quito, y contiene
información histórica valiosa, distribuida en 15 Secciones: Gobierno
Eclesiástico, Órdenes Sagradas, Colegios Seminarios Menor y Mayor, Concurso
para Beneficios, Religiosos Doctrineros, Cofradías, Matrimoniales, Obras Pías,
Capellanías, Juicios Civiles, Parroquias, Inventario de Parroquias, Varios,
Colección González Suárez, y Publicaciones Periódicas (periódicos, revistas,
boletines y folletos).
La Catedral Primada de
Quito:

La construcción del cuerpo principal data de los años 1560 y 1567, a mediados del Siglo XVI. “La traza de la villa” asignó a la iglesia el solar que limitaba al norte por la Plaza Mayor y al sur por la quebrada que baja del Pichincha, sucesivamente, llamada “Quincuhuayco”, “Sanguña” y del “Tejar”.
La construcción del cuerpo principal data de los años 1560 y 1567, a mediados del Siglo XVI. “La traza de la villa” asignó a la iglesia el solar que limitaba al norte por la Plaza Mayor y al sur por la quebrada que baja del Pichincha, sucesivamente, llamada “Quincuhuayco”, “Sanguña” y del “Tejar”.
Allí
los religiosos Juan Rodríguez y Francisco Jiménez, cofundadores de Quito y
primeros curas, construyeron una capilla de adobe y techo de paja. En una placa,
colocada en la fachada, cerca al ingreso lateral, en el pretil, calle Espejo,
se da cuenta del hecho.
La
Catedral actual fue concluida en 1567 y consagrada en 1572. “Se trata de la
edificación de mayor jerarquía eclesiástica en Quito y mantiene hasta hoy sus
funciones originales”. El domo, que da hacia la plaza, data de inicios del
siglo XIX. Los arcos son de estilo gótico. El techo y retablo del altar mayor
tienen adornos mudéjares y barrocos, tallados en madera. El coro es una muestra
de inspiración de lo neoclásico. El
ingreso principal está ubicado en la calle García Moreno.
La
edificación se reconstruyó en 1660, luego de la erupción del Pichincha, y en
1755 y 1868 por los terremotos de esos años. En 1992 se realizaron trabajos en
la estructura y en las cubiertas. En 1997 y 1999, respectivamente, se hicieron
reparaciones en el atrio y pretil.
El
atrio ocupa una cuadra en la calle Espejo. En su fachada están colocadas
algunas placas. En una se menciona a Quito como Descubridora del Río Amazonas.
En cinco, constan los nombres de los
fundadores de la ciudad. En otra se lee, Quito Patrimonio de la
Humanidad. En una pequeña se informa: Catedral, siglo XVI, Erigida como Iglesia
Mayor (1545-1572); reformada en los siglos XVII-XVIII y XX.
En
el interior del templo, se ora y a la vez se hacen visitas turísticas. En las
paredes interiores se observan pinturas en lienzos, imágenes religiosas
talladas y murales.
En
el santuario se destacan tres naves, en sentido occidente-oriente, y una
transversal en la parte posterior del altar mayor. La nave central tiene un
artesonado en madera de cedro con influencia mudéjar. En las denominadas
enjutas o espacios triangulares, entre las puntas de los arcos, se observan
doce frescos del siglo XVIII, pintados por Bernardo Rodríguez y Manuel de
Samaniego.
Causa
admiración el de La Última Cena, ya que Jesús tiene en su mano una “humita”,
mas no el clásico pan, además chicha pero no “vino”.
Los
visitantes ingresan a las diferentes capillas según su orden: De las Almas, El
Calvario, La Negación de Pedro, San Pedro Primer Papa de la Iglesia, La Divina
Parentela o Sagrada Familia y al mausoleo dedicado a la Memoria del Mariscal
Antonio José de Sucre. En este lugar, Luis Mideros, en pinturas murales,
resalta los hechos históricos del Héroe de Pichincha. El retablo mayor, tallado
en madera y cubierto con pan de oro, corresponde a Manuel Chili Caspicara. La
Coronación de la Virgen, pintura en lienzo, de Manuel de Samaniego, está
ubicado en el centro del retablo.
En
el museo de la Catedral se conserva una valiosísima colección de pinturas y
esculturas, en cuyas obras los maestros de la Escuela Quiteña imprimieron sus
características en cuanto al tallado y pintura. Entre ellas se destaca, la obra
maestra del expresionismo conocida como El descendimiento de Cristo, y otras
esculturas de Caspicara. Las pinturas en lienzos corresponden a la autoría de
los afamados maestros Manuel Samaniego y Bernardo Rodríguez.
Centro Cultural
Metropolitano: La amplia dimensión cultural y social que tiene
el Centro Cultural Metropolitano lo convierte en un instrumento básico para la
democratización de la cultura, jugando un papel de primer orden en la
conciencia y la proyección de la identidad y en el fomento de la creación
cultural contemporánea y su colectivización.
El
Centro Cultural Metropolitano es una institución de servicio cultural con un
amplio contenido histórico. Creado bajo criterios contemporáneos que persigue,
mediante una potencialización y optimización de recursos, convertirse en un modelo
de gestión cultural, cualificando y diversificando los servicios culturales que
oferta para de esta manera contribuir a un mejor conocimiento y valoración de
nuestro patrimonio, identidad y manifestaciones culturales contemporáneas.
La
edificación colonial nació en el siglo XVII, se levantó junto con la famosa
Iglesia de La Compañía de Jesús y fue una dependencia más de la orden jesuita,
la que erigieron para seminario y más tarde para crear la Universidad San
Gregorio Magno.
Esta
edificación tuvo un sentido educativo desde su creación. La Orden Jesuita fundó
la Universidad San Luís en estas instalaciones, luego se fusionó con la
Universidad de Santo Domingo en el siglo XVIII y así nació la Universidad Santo
Tomás de Aquino. Para el siguiente siglo, ya establecida la República, ésta
última se transformó en la Universidad de Quito y finalmente en el siglo XIX se
convirtió en la Universidad Central del Ecuador.
El
complejo arquitectónico inicialmente construido por los jesuitas fue cambiando
en el transcurso del tiempo y sus espacios fueron usados para diferentes
propósitos. Además de siempre contar con una gran biblioteca. El edificio
albergó cuarteles militares , conventos, boticas, colegios, fábrica de tabacos,
presidios, cafés, también ciertos espacios funcionaron como Casa de La Moneda,
Imprenta Nacional, Museo Nacional y como sala de reunión para el Congreso
Nacional.
En este lugar se educaron y enseñaron varios
personajes importantes en la historia y política de la región. Tenemos al
científico Charles La Condamine quien usó los laboratorios de la Universidad
San Gregorio para su investigación en conjunto con la Misión Geodésica
Francesa. Sobre todos, el ilustre Eugenio Espejo, pensador quiteño de ideas
libertarias y progresistas, cultivó y difundió su pensamiento en este edificio.
Él fue el encargado de la Biblioteca Pública donde editó el primer periódico de
la Real Audiencia de Quito: “Primicias de la Cultura de Quito”.
Lamentablemente, por su fuerte actividad política, Espejo terminó sus días encarcelado
en uno de los cuarteles vecinos a la misma biblioteca donde trabajaba.
La
Universidad Central del Ecuador funcionó en estas inmediaciones hasta 1967, año
en el que se mudaron a la actual ciudadela. El resto del edificio lo usó el
Municipio para algunas de sus oficinas; excepto la biblioteca la cual hasta
ahora funciona. El cabildo trabajó aquí hasta 1997 cuando comenzó una
restauración integral del edificio. Finalizó en el 2000, año en el cual el
edificio se convirtió en el actual Centro Cultural Metropolitano, entidad
dedicada por entero a la gestión cultural.
En
la actualidad, el Centro Cultural Metropolitano convive con la remodelada Biblioteca Municipal, la cual es
poseedora de una amplia colección, en especial de libros antiguos que datan de
la época colonial en adelante, además ofrece acceso vía Internet a la red
municipal de bibliotecas para cualquier tipo de consulta.
Museo Alberto Mena Caamaño
El
museo es parte del Centro Cultural Metropolitano que a través de figuras de
cera se recrean importantes episodios de la historia quiteña. Aquí se recrea lo
sucedido el 2 de agosto de 1810. Según la historia un grupo de patriotas quería
liberar a sus compañeros detenidos en el Cuartel de la Real Audiencia, desde la
fallida revuelta de agosto de 1809
El
2 de agosto de 1810 fue la fecha señalada por los rebeldes para dar el golpe.
Unos sometieron a los guardias, otros soltaron a los presos, pero el plan falló
y la represión de la soldadesca fue brutal, hubo trescientos muertos en esa
jornada heroica y trágica, los soldados realistas arremetieron contra todo el
que se les cruzaba.
Figuras
de cera realizadas en 1970 por un artista francés reviven el momento dramático.
Muestra como con actitud estoica el prócer Quiroga espera la muerte sin
inmutarse, mientras su verdugo sostiene en la mano la espada con la que está
listo para dar el corte fatal, entre lágrimas y avemarías las hijas del
patriota, de rodillas ante el soldado imploran por la vida de su progenitor.
La
reproducción de la matanza es la mayor atracción del museo Alberto Mena
Caamaño, faro de cultura que se levanta en el edificio que durante la época
colonial fue la Universidad San Gregorio Magno gobernada por los Jesuitas.
Escenas de vivo realismo reproducen el ambiente quiteño en una época agitada en
que las ideas nuevas originaron deseos de emancipación.
El Sagrario: En
este templo se organizó la Cofradía del Santísimo, razón por la cual comenzó a
llamarse a la primera parroquia establecida en Quito con el nombre de El
Sagrario.
La
construcción del templo fue iniciada por el hermano Antonio Rodríguez y los
trabajos duraron por un lapso de más de 23 años a finales del siglo XVll e
inicios del XVll.
Ubicada
junto a la Catedral, ocupa el lugar donde en la época prehispánica existió una
gran quebrada que los españoles llamaron de la Cava, la cual sirvió para
construir la cimentación de la iglesia de Sagrario, con arcos y bóvedas que en
el lado sur tienen una profundidad de catorce metros y en el lado norte de tres
metros siguiendo el declive de la quebrada.
Quebrada
y estructura fueron rellenadas hasta el nivel de la calle que se llamó de las
Siete Cruces, hoy García Moreno y sobre esta cimentación se construyeron los
grandes muros que dieron a la iglesia la forma basilical de tres naves,
cubiertas en su parte central con bóveda de cañón corrido, las laterales con
cupulines y en el transepto una gran cúpula que cubre el presbiterio y el
altar, sobre los arcos torales, dado y tambor. Conteniendo en su interior las
figuras en pintura mural de los arcángeles bíblicos.
El
atrio, retirado de la calle, tiene en su piso piedras incas reutilizadas. Su
frontispicio de piedra fue construido en base a órdenes clásicos utilizados en
el renacimiento europeo, las bóvedas que se encuentran en su interior del
relleno que la quebrada fueron construidas en piedras y ladrillos al igual que
los pilares, muros, bóvedas y cúpulas de la iglesia, toda la superficie de la
cubierta es de tejuelo esmaltado.
Los
pisos que fueron originalmente de ladrillo pastelero han sido reemplazados por
tablones de madera de chanul.
Bautisterio
que fue construido fuera del cuerpo de la iglesia hacia el atrio colindando con
la iglesia de La Catedral, hacia el frontispicio existen el coro alto y debajo
de este la famosa mampara que fue tallada bajo el cuidado de Don Gabriel
Escorza y Escalante desde el 23 de abril de 1699 hasta el 2 de Junio de 1706 y
dorada por Bernardo de Legarda, existen además varios retablos barrocos
cubiertos de pan de oro.
La Compañía de Jesus:

La iglesia de la Compañía es una de las iglesias más bellas y perfectas de Latinoamérica; cumbre del barroco ecuatoriano siendo la mayor joya del centro de Quito Patrimonio Cultural de la Humanidad y síntesis de la fe y cultura en Ecuador.
La iglesia de la Compañía es una de las iglesias más bellas y perfectas de Latinoamérica; cumbre del barroco ecuatoriano siendo la mayor joya del centro de Quito Patrimonio Cultural de la Humanidad y síntesis de la fe y cultura en Ecuador.
El
24 de septiembre de 1540 la orden Jesuita fue aprobada como institución
religiosa por el Papa Paulo III, su fundador fue el San Ignacio de Loyola,
quien nació en 1491 y murió en 1556, en la ciudad de Roma.
Fueron
enviados a América por el tercer general de los jesuitas San Francisco de Borja
para frenar la Reforma iniciada por Lutero quien estaba en contra de la Santa
Inquisición y el cobro de las indulgencias para el perdón de los pecados, los jesuitas tenían como misión buscar
exaltar la gloria de Dios y el propósito de construir templos, colegios y un monasterio fue para
cumplir con el carisma de la comunidad: evangelizar, educar y misionar en la
Real Audiencia de Quito.
Es
así como el 19 de julio de 1586 llegan los Jesuitas a Quito entre el primer
grupo de sacerdotes se encontraban tres padres jesuitas Juan de Hinojosa, Diego
González Holguín y Baltasar Piñas y un hermano coadjutor Juan de Santiago.
Se
establecieron primero en el Hospital de la Santa Misericordia de Nuestro Señor
Jesucristo, posteriormente el 31 de julio del mismo año, se establecen en
la parroquia de Santa Bárbara, su
posesión definitiva es cuando constituyen la manzana jesuita que comprendían
las calles Espejo, Sucre, García Moreno y Benalcazar, así inician la
construcción de la primera iglesia de la orden en honor a San Jerónimo cuyos
materiales utilizados para su
construcción fueron bareque, paja y adobe; la misma que se encontraba frente a
la actual.
Los
planos para la creación de la iglesia fueron traídos por Nicolás Duran
Mastrilli y se los atribuye a Doménico Zampieri desde Roma.
Se
comenzó a construir entre 1605 y 1606, en el año de 1636 llegó a la ciudad el
hermano Marcos Guerra, quien rellena las quebradas que cruzaban la iglesia con
la técnica de los arcos de medio punto también fue quien participó activamente
en la construcción de la iglesia corrigió lo que se había hecho y dio el trazo
definitivo creando en 1637, los trabajos de construcción de la bóveda de cañón
corrido, y también en la construcción de los copulines ubicadas en las naves
laterales y en la cúpula mayor de
crucero terminándoles en 1650. En el año de 1689 se levanta la cúpula ochavada
del presbiterio.
Cabe
resaltar que la construcción de la iglesia fue realizada por mano de obra de
indígenas voluntarios, cofradías, gente rica que donaba dinero con lo cual se
financió el pan de oro colocado, el mismo que tiene 120 libras de oro en toda
la iglesia.
La
obra de la torre fue a la par con la iglesia y estaba terminada para el año de
1651 había en ella ocho campanas y un reloj era considerada como la más alta de
Quito tenía 45 metros de altura luego del terremoto de 1859 que la dejo
destruida.
La
fachada de la iglesia comenzó a labrarse en 1722 por Leonardo Deubler hasta
1725 y retoma en 1760 Venancio Gandolfi y se terminaría en 1765 construida en
su totalidad con piedra gris de origen volcánico.
Museo Numismatico: Este era el único museo en el país donde esté
contextualizaba la historia monetaria a partir de la Colonia hasta el presente.
El Museo Numismático está integrado por cuatro salas:
Sala Introductoria: donde se exhibe el sistema
del trueque hasta el nacimiento de la moneda. Esta sala incluye también una
muestra de las rutas del comercio en América, así como los objetos y materiales
que se usaron para el intercambio, como hojas de coca, hachas monedas y la
famosa concha Spondylus.
La Sala de la Colonia: que muestra el
desarrollo de la moneda desde la macuquina, moneda acuñada a mano, hasta las
columnarias, o monedas perfectamente redondas y acordonadas, con el busto del
gobernante de España.
La Sala de la República: con las primeras
monedas no alusivas al soberano español, la historia de la Casa de Moneda de
Quito, creada en 1830, hasta la creación del Banco Central.
La sala Banco Central: que dio lugar a la
unificación de la moneda, y donde pueden encontrarse los billetes de 5, 10, 20,
50, 100, 500 y 1 000 sucres, e incluso los centavos de sucre.
El actual museo ocupa un lugar en el antiguo
edificio del Banco Central del Ecuador, en la esquina de las calles García
Moreno y Sucre, donde también funcionan la musicoteca y la biblioteca del
Banco.
El Banco Central del Ecuador creó el Museo
Numismático, a través de su Dirección Cultural, como un espacio necesario para
el registro de la larga historia del sistema monetario en el país, desde la
antigüedad hasta las monedas de centavos de dólar emitidas en el país.
Desde 1994, la Dirección Cultural del Banco
Central tomó la decisión de utilizar su fondo numismático, cuyas 13.000 piezas
numismáticas, notafílicas y filatélicas han sido adquiridas de varias colecciones.
Así, el guión museológico, realizado a partir de selección de piezas y de la
búsqueda en fuentes y documentos históricos sobre la moneda y billete
ecuatorianos, fue elaborado durante cuatro años de indagación. Al mismo tiempo,
fue preparado el diseño y organización del montaje del museo. Este nuevo
espacio del Banco Central, que se une a la Musicoteca, Biblioteca y a la
Biblioteca para No Videntes en el antiguo edificio de la García Moreno y Sucre,
ha sido creado como un lugar para que la ciudadanía pueda conocer la historia
de la moneda de manera pedagógica.
Las colecciones de monedas que se exhiben en
las bóvedas subterráneas, convenientemente adecuadas sin duda, de esa (bien
restaurada) construcción, a donde hace años se llevaba a ciertos visitantes
especiales para deslumbrarles con las montañas de billetes que se guardaban
ahí, junto a los lingotes de oro y a las monedas antiguas. Ahí estaba también
la pequeña prensa que servía para estampar las firmas que avalaban oficialmente
los billetes procedentes de algunas casas impresoras europeas. Después, todo
eso pasó al nuevo edificio del Banco, frente a la Alameda, y de ahí un hábil
funcionario, conocido por su adicción al juego y encargado sin embargo de la
colección, hizo desaparecer, en los años noventa, algunas de las mejores
piezas, sustituyéndolas por falsificaciones, y desapareció. El juicio sigue,
claro, aunque nadie sabe en qué estado se halla.
Casa Maria Augusta Urrutia:
Es uno de los espacios más significativos de la casa de
la Sra. María Augusta Urrutia. Varias publicaciones sobre el Centro Histórico
de Quito han recurrido a fotografiar este patio para mostrar la belleza de la
arquitectura civil de la Época de la República en la ciudad e inclusive ganó el
premio Municipal al Ornato en 1978. Hasta los años cuarenta un enorme árbol de
magnolio estaba en el centro del patio, que fue retirado debido a que restaba
luz a los corredores superiores. En
lugar de éste se colocó la pileta realizada por un importante escultor
ibarreño: Luis Mideros, y cuya parte superior está esculpida en una sola
piedra. Una de las señas particulares de
la casa siempre ha sido la presencia abundante de plantas ornamentales y
enredaderas. Además de las flores, el
patio está adornado por jaulas con canarios, que acompañan con su canto la
armonía de este espacio.
María
Augusta Urrutia nació en 1901 y falleció en 1987, descendiente de hacendados y
del aristócrata Juan Pío Montúfar. A los tres años quedó huérfana y entonces
heredó varias haciendas, tanto en Quito como en Machachi. A sus 20 años
contrajo matrimonio y entonces recibió la Casa 760 como regalo de bodas por
parte de la familia de su esposo. Debido a que su pareja falleció en 1931 y
nunca tuvieron hijos, Urrutia emprendió una vida dedicada a la beneficencia.
En
la Casa 760 empezó a recibir a varios niños de la calle haciendo de esta
pequeña mansión un comedor y centro de juegos. Para expandir su labor solidaria
decidió en 1939 crear la Fundación Mariana de Jesús la misma que actualmente
administra el museo.
Con
la creación de esta fundación, y la vinculación que Urrutia siempre llevó con
la Compañía de Jesús, cedió sus haciendas para obras benéficas y religiosas.
Así. La hacienda de Solanda se destinó al Banco Ecuatoriano de la Vivienda para
la construcción de casas para los desposeídos, la Hacienda de la Gasca sirvió
para la edificación del Seminario Mayor, la Hacienda Rumipamba se usó para que
los jesuitas construyeran el Colegio San Gabriel y en su límite inferior se
creó el parque La Carolina.
En
Machachi, las haciendas fueron a manos de jesuitas. La gran parte de los
réditos de las haciendas de María Augusta Urrutia se destinaron a la obra de la
Fundación, además que ella fue el mecenas del pintor ibarreño Víctor Mideros.
Así,
la actual Casa 760 fue restaurada y
ahora expone a la casa tal y como María Augusta solía tenerla a principios del
siglo XX. Muestra una gran colección de artículos domésticos “modernos” para la
época, piezas decorativas de finales del siglo XIX, muebles de estilo europeo y
piezas de arte que demuestran los refinados gustos que poseía la dama quiteña.
Arco de la Reina: Desde
1726, dos arcos volados de cal, que se levantan en la esquina de las actuales
calles García Moreno y Rocafuerte, fueron bautizados por los quiteños como el
Arco de la Reina. El arco se extiende desde el filo oriental del convento del
Carmen Antiguo hacia la fachada occidental de una antigua capilla construida en
el Hospital San Juan de Dios. Junto a la puerta de entrada de la capilla había
una imagen de Nuestra Señora de los Ángeles. Según la reseña del cronista
Rodríguez Docampo, la devoción de los quiteños creció a medida que los colores
de la imagen adquirían vivacidad con el paso del tiempo. Poco después, la
imagen fue trasladada al lienzo.
Carmen Alto y Casa de Mariana de Jesús.
Este
templo, construido en 1653, es una obra maestra repleta de detalles exquisitos
y tallados meticulosos. Los tallados principales del altar, el púlpito y otras
imágenes fueron obra del artista español Diego de Robles.
El
claustro del Carmen Alto, que fue entregado en 1661 a la Orden Carmelita, no
puede albergar a más de 21 monjas residentes. Según la historia, estos
monasterios sólo recibían a la crema de la nobleza.
Actualmente,
se puede comprar miel, el vino, las hierbas, los productos y las medicinas
naturales por una puerta giratoria. Podrá visitar ahí la casa donde vivió Santa
Mariana de Jesús, los secretos escondidos en sus paredes, pequeños jardines, la
cruz en que ella se crucificó para la salvación de la ciudad y la vida del Carmelitas,
su rutina diaria, creencias y oraciones.
Es
un espacio de encuentro para el público la cual ofrece múltiples alternativas
de entretenimiento educativo apoyando las iniciativas culturales de la
comunidad y las organizaciones sociales,
se encuentra ligado completamente a Mariana de Jesús.
Ambos
espacios museo y convento se fundaron en la vivienda donde la santa quiteña
habito.
Mariana
de Jesús deseaba que su lugar se convirtiera en un convento de carmelitas
descalzas lo cual ocurrió en 1653. Es por eso que los familiares de la Santa
donaron la casa donde nació, creció y murió, para la vivienda de las madres.
Con el tiempo las madres adquirieron la casa haciéndole ampliaciones para poder
realizar el monasterio adquiriendo propiedades aledañas para realizar la
iglesia que se encuentra al lado del museo, se podrá apreciar un taller de
costura y bordado, el espacio de recreación, la celda, una hermosa capilla, el
conjunto escultórico del Belén Carmelita, también tenemos la sala de los
apóstoles, la sala de la vida de la virgen María y el conjunto escultórico de
la dormición o tránsito de la virgen. Otros lugares son el espacio interactivo
y la sala de exposiciones temporales.
De
igual manera existe el coro alto, la antigua habitación de Mariana de Jesús, y también
el antecoro, la sala capitular y una biblioteca.
Museo de la Ciudad: El
Museo de la Ciudad se encuentra en la intersección de las calles García Moreno
y Vicente Rocafuerte. Esta casona, ubicada en ese rincón típico llamado Arco de
la Reina, cumple el cometido para la que fue renovada: ser la memoria viva de
la ciudad.
El
9 de marzo de 1565 se levantó el hospital de la Santa Misericordia de Nuestro
Señor Jesucristo. En el siglo XVII, este hospital se convirtió en el de San
Juan de Dios que atendió al público hasta 1974 y hoy en día es el Museo de la
Ciudad.
En
el siglo XVI, dos culturas que se chocan y se funden. Yelmos y mapas hablan de
las expediciones que desde Quito salieron buscando El Dorado.
El
Museo de la Ciudad tiene su sede en el corazón del Centro Histórico de Quito,
en el edificio civil más antiguo de la ciudad, fundado en 1565 por orden del
Rey de España, como Hospital de la Misericordia de Nuestro Señor Jesucristo.
Desde el siglo XIX adoptó el nombre de Hospital San Juan de Dios, con el que se
le ha conocido hasta nuestros días.
La
instalación de hospitales en las recién fundadas ciudades españolas respondía a
la mentalidad cristiana medieval, que enfatizaba la importancia del bien común
y valoraba la solidaridad y la atención al menesteroso.
Los
hospitales, cuyo nombre viene de la palabra "hospitalidad", cumplían
múltiples funciones, pues además de atender a los enfermos, eran auténticas
casas de beneficencia que daban acogida a los desamparados.
Desde
los muros del viejo Hospital, el Museo de la Ciudad es un homenaje a todos los
hombres y mujeres anónimos que día a día, a lo largo de los siglos, han ido
construyendo la ciudad con trabajo, ideas, pasiones, alegrías, dolores, y con
la enorme expresividad nacida de las diversas identidades que ellos encarnan.
Por
eso el Museo presenta la Historia a través de la vida cotidiana, porque sólo a
través de ella se pueden rescatar y reconstruir las diversas identidades de los
habitantes de Quito.
Avanza
su marcha por el tiempo, por todos lados de la urbe se ven capillas, cererías,
pulperías y procesiones que avanzan por calles empedradas.
El
siglo XVII es fecundo para el avance de las actividades económicas e
industriales. La ciudad de Quito crece en obras e ideas. Continuando con el
recorrido se llega al siglo XVIII y su agitación política y social.
El
paseo concluye en los comienzos del, máquinas registradoras, cámaras
fotográficas, ropa venida de París, inventos que llegan de Europa y un elegante
carruaje negro cuentan la vida en esos años en que la urbe se comenzaba a
volver cosmopolita.
En
el Museo de la ciudad existe una iglesia interior, considerada una joya del
barroco quiteño del siglo XVIII. Es utilizada en actos oficiales, conciertos,
conferencias, eventos protocolarios y cenas de gala.
Claustro
Norte: Se destacan la pileta tallada en piedra y sus corredores rodeados por
columnas ochavadas. Es el lugar ideal para almuerzos al aire libre y
recepciones.
Claustro
Sur: Es un claustro del siglo XIX. Un lugar acogedor, con jardines que rodean la
pileta y arcos de medio punto que embellecen sus corredores.
Patio
Contemporáneo: Está al aire libre, tiene una hermosa vista al Panecillo y al
nuevo Paseo de la Avenida 24 de Mayo.
Capilla del Hospital San Juan de Dios
La
edificación del antiguo Hospital de la Misericordia, después Hospital San Juan
de Dios y hoy Museo de la Ciudad, como se ve, ha tenido diferentes
denominaciones y destinos.
El
conjunto fue creado por el primer presidente de la Real Audiencia de Quito,
Hernando de Santillán, en 1565. Lo componen dos tramos ordenados al estilo de
los conventos, con sus correspondientes claustros. El Arco la Reina es la pieza
arquitectónica que lo comunica con el Carmen Alto o de San José. La fachada del
Hospital es muy admirada. Tiene un atrio pequeño y un frontis de piedra.
Este
último es de pequeño tamaño, pero su minucioso labrado llama de inmediato la
atención. Para los traductores de la iconografía colonial quiteña, el
Nacimiento que hay sobre la fachada es un símbolo de identificación de la
comunidad betlemita que se encargó del Hospital en 1706.
Originalmente,
el interior del Hospital tenía un retablo principal de estilo barroco con
columnas salomónicas. Asimismo, en la parte superior había un cuadro de Nuestra
Señora de los Ángeles o Virgen del Rosario con San Francisco y Santo Domingo.
Su púlpito también era muy conocido. Además, tuvieron fama sus tallas de Santa
Rosa de Lima, la talla del Corazón de Jesús y un grupo de El Calvario.
La
ciudad de Quito con sus mapas, sitios históricos, reproducciones a escala,
maquetas, ambientaciones de época, etc., se encuentra expuesta en lo que
antiguamente fue el Hospital de La Misericordia y después el Hospital San Juan
de Dios.
En
este antiguo edificio, levantado a mediados del siglo xvi, se halla hoy el
Museo de la Ciudad.
Unido
estrecha y culturalmente a todo el ámbito del centro histórico quiteño, el
Museo de la Ciudad pasa por una etapa de renovación para adaptarlo en mayor
grado a sus verdaderos fines: promover la historia y el arte de esa zona única
de Quito.
Boulevard 24 de Mayo: El
bulevar de la avenida 24 de Mayo, en el centro de la capital, fue inaugurado el 30 de diciembre
del 2011 en medio de varios actos culturales y artísticos. Según la historia,
la avenida 24 de Mayo fue construida sobre la quebrada de Jerusalén, este sitio
fue conocido como el más grande desfogue de las aguas del Pichincha. La calle del sector La calle se empezó a
formar en 1899 e inaugurada el 24 de mayo de 1922, como homenaje a la gesta heroica
de la Independencia.
Entre
otro de sus íconos podemos encontrar las más de 40 casas antiguas con balcones
de madera y colores pasteles, que ahondan ese toque añejo de la calle que se
levantó sobre lo que fuera la quebrada Ullaguangayacu (Jerusalén) conocida como
la De los Gallinazos. Estas edificaciones guardan las historias y
transformaciones que han sufrido con el
paso del tiempo como por ejemplo se encontraba el Teatro Puerta del Sol, con
una pista de patinaje incluida y la Cervecería La Victoria pionera en la
ciudad.
La Ronda: La
Ronda en Quito es un barrio histórico y emblemático de la ciudad. Su arteria
principal es la calle Juan de Dios Morales, pero es más conocida por cómo los
quiteños, ahora y siempre, la han llamado y conocen como la Calle de La Ronda.
Antes de la Conquista fue un camino de la
ciudad inca el cual partía desde una de las chorreras del Pichincha, llamada
Jatuna, y recorría lo largo de la Quebrada de los Gallinazos, o Ullaguanga
Huayco. En aquel entonces, este camino servía a los antiguos pobladores para
acceder al agua de la chorrera y emplearla en usos domésticos.
Será
en tiempos de la Colonia que varios españoles ubicaron las huertas de sus casas
al filo de la quebrada y esta se contaminó. Pero el tiempo pasaría y para el
siglo XVI la quebrada vendría a servir como cantera, para finales del s. XVIII
tanto indígenas, mestizos y blancos empezarían a construir y poblar esta calle,
y para el siglo XIX la quebrada se rellenaría para convertirse en la actual Av.
24 de Mayo.
Pero
sería desde el siglo XVII que La Ronda empezaría a tomar la fama de hogar de
artesanos y artistas, refugio de bohemios e incomprendidos, esto ultimo
especialmente desde finales del siglo XIX y comienzos del s. XX donde pulularon
bares, cantinas y burdeles a lo largo de toda la calle.
En
esta calle habitaron y recorrieron varios personajes históricos, peculiares y
característicos: desde algunos de los mejores escultores y artistas de la
Colonia, los mejores panaderos, pasando por magnicidas, historiadores,
precursores de la independencia como Eugenio Espejo, hasta locos, músicos,
poetas, pintores y demás.
Para
finales del último siglo La Ronda se encontraba deteriorada, sus casas no
habían recibido mantenimiento y así, uno de los sectores más vivos de Quito
cayó en el olvido. Pero hace algunos años el Municipio comenzó la restauración
de este barrio y en la actualidad se está tratando de revivir el espíritu
bohemio, artístico e integrador cultural de La Ronda.
En
la actualidad existen algunos restaurantes de comida típica ecuatoriana,
cafeterías literarias y bohemias, una legendaria picantería, además de una
tienda de dulces tradicionales de Quito y un orfanato. Fabricantes de velas
decorativas, sobadores, curanderos, músicos, se pueden encontrar en la calle de
La Ronda junto con los famosos canelazos quiteños y las deliciosas empanadas de
viento.
De
los diversos locales se destacan dos en especial: la Casa 707 y la Casa de las
Artes de La Ronda. La primera se encuentra bajo dirección del Fondo de
Salvamento del Patrimonio Cultural de Quito (FONSAL) y ha servido como
escenario de numerosas presentaciones artísticas gratuitas, privilegiando a la
música ecuatoriana.
La Casa de las Artes de La Ronda es un centro
cultural que fue creado con el propósito de albergar exposiciones artísticas y
espacios de creación para futuros artistas, en otras palabras, busca rescatar
el espíritu creativo de La Ronda. Se encuentra ubicado en las casas 989 y 999.
La
Ronda es otro más de los sectores legendarios y famosos de Quito. Éste,
especialmente, por ser la zona preferida de los bohemios y artistas de
principios y mediados del siglo XX.
Iglesia San Francisco: El conjunto de la Iglesia y Convento de San
Francisco es un edificio católico que se yergue en medio del centro histórico
de la ciudad de Quito, frente a la plaza del mismo nombre. La imponente
estructura ostenta el privilegio de ser el conjunto arquitectónico de mayor
dimensión dentro de los centros históricos de toda América, y por ello es
conocido como "el Escorial del Nuevo Mundo". San Francisco es, además,
una joya de la arquitectura continental por su amalgama de diferentes estilos
armoniosamente combinados a lo largo de sus más de 150 años de construcción.
Sobre sus tres hectáreas y media de superficie
se han construido trece claustros (seis de ellos de gran magnitud), tres
templos, un gran Atrio; en suma, aproximadamente cuarenta mil metros cuadrados
de edificación. Allí se desarrollan múltiples actividades en la actualidad: las
conventuales y religiosas, de atención pública en las áreas de salud, de
comunicación, educativas y otras de corte popular que mantienen vivo al
edificio.
San Francisco atesora entre sus paredes más de
3500 obras de arte colonial, de múltiples manifestaciones artísticas y variadas
técnicas, especialmente aquellas correspondientes a la famosa Escuela Quiteña
de arte, que nació precisamente en este lugar. Completa esta riqueza cultural
la magnífica biblioteca franciscana, descrita en el siglo XVII como la mejor
del Virreinato del Perú.
Al conjunto le precede una gran plaza,
asentada en el escenario urbano más representativo de la ciudad: durante años
la abasteció de agua de su fuente central; ha funcionado como mercado popular,
como espacio de concentraciones militares y políticas, y como lugar de
encuentro y recreación sociales. Se debe mencionar además un elemento
arquitectónico destacado: la magnífica escalera cóncavo-convexa que comunica la
plaza con el Atrio, en el que resalta la bella fachada manierista-barroca del
templo mayor, origen de distintas soluciones de arquitectura americanas.
Plaza de San
Francisco

La Plaza de San Francisco es un gran espacio
público en el Centro Histórico de la ciudad de Quito, la capital de Ecuador,
que está frente a La Iglesia y Monasterio de San Francisco (Convento de San
Francisco), del que toma su nombre. La plaza fue construida sobre antiguas
ruinas incas, entre ellas (1497-1533) el palacio del emperador Atahualpa y
posteriormente fue un mercado. Los edificios frente a la Plaza de San Francisco
incluyen, la fachada principal de la Iglesia y Convento de San Francisco, la
Capilla de Villacís, la Capilla de Cantuña, y (en la esquina de la plaza) el
Palacio Gangotena (Casa Gangotena).
Centro Cultural
Tianguez
El Centro Cultural TIANGUEZ ofrece a sus
visitantes la posibilidad de hacer un recorrido por el Ecuador diverso. El Museo-Tienda de
artesanías, el Café Cultural, el museo Mindalae, las ferias artesanales y sus
proyectos comunitarios hacen de Tianguez una alternativa para el fomento y
desarrollo de la cultura ecuatoriana.
TIANGUEZ es un emprendimiento de Comercio
Justo, llevado adelante por la Fundación Sinchi Sacha, constituida por empresas solidarias,
orientadas a la generación de ingresos
para la población de escasos recursos, a través de la comercialización de
artesanías con identidad, la valoración del patrimonio natural y cultural y
construir capacidades en los pequeños productores artesanales del país.
Convento y Museo
Fray Pedro Gocial
Este
convento fue fundado por el fray Jodoco Rique
y fray Pedro Gocial miembros de la orden franciscana. El convento
comenzaría con una pequeña capilla sencilla de techo de paja terminada el 25 de
enero de 1536, el 25 de enero es el día de la conversión de San Pablo es por
ello el nombre.
Es
en este convento se dará una de las leyendas más conocida de la ciudad de Quito,
la leyenda de Cantuña, en esta maqueta podemos observar a unos diablillos y a
un personaje muy importante trabajando en el atrio de la iglesia, él es Cantuña
se dice que fue contratado por los frailes de la iglesia para que construyera
el atrio pactando en una fecha impostergable y aunque él trabajó muy duro se
dio cuenta que le sería imposible entregar la obra a tiempo por lo cual
desesperado invoco al diablo y acordó que le entregaría su alma a cambio de que
el atrio fuese terminado antes de la salida del sol. Por la noche miles de
diablillos trabajaron arduamente por terminar la obra y se dice que Cantuña
astutamente retiro una piedra y la escondió por lo que el pacto se rompería y
el salvaría su alma.
La
orden de los franciscanos fue fundada por San Francisco de Asís, encontraremos
representados primero los dos escudos de la orden franciscana, uno de los
escudos es la representación de la cruz con el brazo de Jesús y el brazo de san
francisco y el otro escudo muestra la tau franciscana que es una cruz y los
cinco racimos de uvas que representan los estigmas que recibió San francisco,
elementos que los encontraremos en muchas de las obras del convento, por ultimo
también se encuentra representado en la torre derecha de la iglesia.
A
este lado podemos observar el cuadro de Antonio Astudillo de la escuela quiteña
representando a fray Jodoco Rique bautizando a los indígenas, fray Jodoco a más
de fundar el convento franciscano en Quito funda la primera escuela de artes y
oficios y al ser esta orden la primera en llegar a nuestros territorios en la
conquista se encargan de la evangelización y educación que podemos verlas muy
bien representados, observaremos también la representación de una vasija con
trigo ya que fue el Fray Jodoco quien trajera la semilla de trigo y la plantara
por primera vez y es aquí donde se creó la primera cervecería de Sudamérica.
En
este momento nos encontramos en la Sala Génesis Franciscana aquí observamos el
santo patrono de la orden de los franciscanos San Francisco de Asís, también
admiramos obras en las cuales se relata sucesos de la vida de San Francisco de
mucha importancia.
Y
esculturas con movimiento hierático es decir una pose rígida de meditación que
no muestra mayor expresión. Las esculturas que veremos son la de: San francisco
XVIII, Santa Clara de Asis XVI, Sto. Domingo de Guzman y San Francisco XVIII.
Encontramos un libro misal romano XVII que se utilizaba para las celebraciones
litúrgicas de domingos, un libro coral XVII este libro se colocaba en el
Facistol.
Este
es el Éxtasis de San Francisco y Santa
Clara representando el climax que sienten santa Clara y San Francisco al
encontrarse en oración. La Navidad en Greccio, representación del pesebre, una
de las pasiones que tuvo San Francisco fue la adoración al Niño Dios.
Esta
es la Sala de la Procesión de Semana Santa, aquí tenemos a la virgen de los
dolores es una imagen tallada en madera imagen para vestir, posee accesorios de
plata repujada y cincelada no sabemos el autor es una imagen del siglo XVII.
También vemos unas esculturas de la representación del vía crucis, este
conjunto escultórico es la representación de la oración de Jesús en el huerto
de los olivos. Apreciamos a Jesús construido en madera de balsa, tallada
encarnada y policromada accesorios de metal bañado en plata, obra atribuida al
padre Carlos.
La
Escuela Quiteña se caracteriza por la combinación y adaptación de rasgos
europeos e indigenistas. Se puede apreciar que todas las imágenes de cristo
poseen las tres potencias que significa que Cristo es omnipresente que está en
todas partes, omnisciente que todo lo sabe y omnipotente que todo lo puede.
Esta
es La Traición de Judas, Jesús y Judas
tallados en madera de balsa encarnada y policromada con accesorios de metal
bañados en plata atribuida de igual manera al padre Carlos Siglo XVII al
parecer las dos estructuras no fueron hechas por el mismo autor ya que podemos
verlo en su calidad de acabados y en el color que le dieron a cada una. La
Negación de Pedro, tallada en madera de balsa encarnada policromada y textil
brocado. Un dato curioso de la escultura es que la cabeza de San Pedro se halla
moldeada en la base de un cráneo humano, de un chico o una chica de 14 años.
Aquí
encontramos también un sarcófago que representa al santo sepulcro en donde fue
sepultado Jesús, en la época colonial
servía para las procesiones con la escultura del señor de la buena
muerte que se halla en la capilla de Cantuña posteriormente fue utilizada para
velar a los frailes en el momento del sepelio. Y los cuadros del viacrucis de
Cristo son pinturas en óleo sobre lienzo de Miguel de Santiago.
Tenemos
Jesús sentenciado a muerte, Jesús con la cruz a cuestas, Verónica enjuaga el
rostro de Jesús y Jesús cae bajo. Este es el tenebrario es un candelabro
triangular que era utilizado en el oficio de tinieblas en la semana santa, aquí
se colocaban trece cirios 6 a cada lado y un central representación de los doce
discípulos y la virgen maría se encendían todos y cada vez se apagaba un cirio
solo el cirio central que representa a María quedaba encendido en señal de que
María nunca se alejó de su hijo Jesús.
El
cuadro de la virgen dolorosa, en esta obra se destacan los elementos con los
que fueron utilizados durante la crucifixión el guante de metal símbolos de los
golpes dados los tres clavos la corona de espinas, la lanza los dados con los
cuales los soldados se repartieron las prendas de Jesús y las 30 monedas con
las cuales judas traiciono a Jesús. También tenemos la escultura de la virgen
dolorosa del siglo XVIII, esta imagen es de vestir.
Estamos
en la Sala Mariana la cual exhibe la tendencia artística con relación a la
imagen de la virgen María. Aquí podemos observar obras de Bernardo de Legarda
escultor, pintor, tallador que ha dejado una gran huella dentro del arte
colonial quiteño.
Es
así que encontramos el Cuadro la madre del amor hermoso o coronación de la
virgen, la escultura del Arcángel Gabriel y Miguel esculturas del
siglo XVIII, la imagen de la Asunción de la Virgen María. Aquí tenemos una
réplica de la Virgen Inmaculada de quito, la escultura original realizada por
Bernardo de Legarda se encuentra en el altar mayor de la iglesia, que se
elaboraría el 7 de diciembre de 1734.
Esta imagen fue la inspiración para realizar el monumento del panecillo.
La
Virgen de la Leche representa el cariño con el cual la virgen alimenta la niño
y a los lados tenemos representado a San Joaquín y Santa Ana padres de la
virgen y la Virgen con el Niño esta pintura es realizada en latón por el
trabajo y los rasgos que presenta las imágenes se atribuye que es un trabajo
europeo. Los marcos de estos cuadros son realizados por la escuela quiteña
mostrando su mayor esplendor del arte barroco.
En
la Sala de Bernardo de Rodríguez encontramos pinturas del artista como los
Cuatro Milagros de San Antonio de Padua, El milagro eucarístico de San Antonio
de Padua San Antonio predica a los
peces, El Milagro de la Dote, El Milagro de la Mula, El Milagro de
Resurrección, Coronación de la Virgen y el Sueño de Jacob.
En
el siglo XVIII se destacó el pintor Bernardo de Rodríguez por introducir la luz
en la pintura quiteña y es así como
desaparece la técnica del tenebrismo es decir la pintura oscura.
La
Sala de Evangelización en América rescata la ardua labor evangelizadora de la
comunidad franciscana. Aquí tenemos la colección de la doctrina cristiana
elaborada por Miguel de Santiago y nueve cuadros que representan las letanías
de la virgen en los copetes.
Capilla de Cantuña
La Capilla de Cantuña tiene una historia de
cinco siglos. En su retablo se encuentra el grupo escultórico de El Calvario,
atribuido a Bernardo de Legarda.
El púlpito, tallado en madera cubierta de
hojilla de oro, parece que también es obra de Legarda, quien habría intervenido
en su elaboración hacia 1745.
La capilla debe mucho a Bernardo de Legarda,
El artista talló columnas, paños, friso, cornisa, arco, remate y elementos
ornamentales, con encaprichado primor, y alojó en hornacinas y repisas hermosas
esculturas. También el púlpito es obra primorosa de Legarda. De Caspicara está
en Cantuña una de sus obras maestras: la Impresión de las Llagas.
Comenzó su construcción apenas fue fundada la
ciudad de Quito (1534), en terrenos aledaños a la plaza donde los indígenas
realizaban el intercambio de productos. La iglesia fue concluida 70 años más
tarde.
Existen siete salas de exhibición: en la
primera se encuentra la Génesis Franciscana; luego la Sala de la Procesión; la
Sala de Bernardo de Rodríguez; la sala de Bernardo de Legarda; la Sala de
Miguel de Santiago, más conocida como la Sala de la Evangelización; la Sala de
Alabastro y la Sala de la Platería.
El
Púlpito: El púlpito es obra primorosa del artista Legarda.
La Impresión de las llagas de San Francisco:
Es una de las obras maestras de Caspicara, muestra la expresión del santo,
sumido en el dolor y la iluminación.
San Pedro de Alcántara: No menos impresionante
es el San Pedro de Alcántara, durante mucho tiempo atribuido al Padre Carlos.
Hay más estatuillas y tablas diseminadas por
los retablos, es un recorrido como para nunca terminar de ver y asombrarse.
Árbol genealógico de la familia Franciscana:
En una pared contiguo a una grada se encuentra el óleo sobre lienzo más grande
del museo, mide 7, 07 m de alto por y 4,15 m de ancho; tiene alrededor de 590
rostros, todos diferentes que representan el árbol genealógico de la familia
Franciscana. Es por esta razón que en la parte inferior está San Francisco de
Asís como raíz y fundador de la congregación Franciscana. Es un óleo del siglo
XVIII, atribuido al Taller de Miguel de Santiago.
Iglesia de Santo Domingo:

En el año de 1541, el padre Gregorio de Zarazo, pidió terrenos al cabildo en nombre de la orden de los dominicos para edificar un convento. El sitio señalado por el cabildo para la iglesia y convento de los dominicos fue la Loma Grande, entre las quebradas de Manosalvas y las de los Gallinazos. En este lugar se levantaría un templo provisional.
En el año de 1541, el padre Gregorio de Zarazo, pidió terrenos al cabildo en nombre de la orden de los dominicos para edificar un convento. El sitio señalado por el cabildo para la iglesia y convento de los dominicos fue la Loma Grande, entre las quebradas de Manosalvas y las de los Gallinazos. En este lugar se levantaría un templo provisional.
El
arquitecto extremeño Francisco Becerra llega a Quito en 1581 y elabora los
planos definitivos para la iglesia y convento.
Francisco
Becerra alcanzó solamente a levantar los cimientos pues debió viajar al Perú.
Luego de unos años, en 1595, Fray Rodrigo de Lara ejecuta la construcción bajo
el diseño de Becerra.
La
fachada de la iglesia es de estilo manierista. Fue construida de 1650 a 1680
aproximadamente. Se destaca sobre el amplio fuste de un muro fabricado de
ladrillo y se compone de dos cuerpos: el bajo que corresponde a la entrada
principal y el alto, a la ventana del coro.
El
primero está formado por un gran vano abocinado de arco rebajado, casi adintelado,
en el fondo del cual se abre la puerta se abre la puerta de arco semicircular
apoyado en las impostas de dos pies derechos en castrados en los muros. A los
flancos del vano se encuentran dos columnas de fuste acanalado, y un capitel
que quisiera ser compuesto, pero no llega a serlo por la desproporción de sus
componentes.
Las
dos columnas descansan sobre grandes bases que han sido dobladas por haberse
bajado y pavimentado la plaza, lo que la obligada no también a colocar cinco
escalones más a los dos lados que tenía antes la entrada al iglesia.
El
segundo cuerpo descansa sobre el anterior y da la impresión de excesiva
pesadez, ya que habiéndose adoptado como centro principal de la composición,
una ventana tan pequeña como es la que aparece sobre la puerta de la iglesia,
está forrado de una decoración desproporcionada, afín de llenar un espacio
igual al ancho de la puerta.
Se
compone de tres partes: la central que corresponde un gran frontón triangular
de gruesas moldura sobre dos semipilastras pareadas que descansa sobre inmensos
modillones y las laterales, que repiten en pequeño el mismo motivo central,
sólo que no jugar de la ventana, tiene nichos en donde se encuentran las
figuras de Santo Domingo y San Francisco, con los escudos correspondientes a sus
respectivas órdenes.
En
los entrepaños de las pilastras de la parte central, junto a la ventana, hay
cuatro nichos con figuras muy pequeñas, corresponden a cuatro santos, 2 de la
orden franciscana y 2 de la dominicana. A
los lados de la puerta principal, se abrieron 2 puertas, que comunican a
las naves laterales.
La
iglesia tiene en uno de los flancos una esbelta torre, reconstruida en su
cuerpo superior hace medio siglo. Siguiendo la forma tradicional español,
mezcla de la torre románica y del alminar musulmán, era uniformemente
prismática cuadrangular, sin cambio de planta hasta su remate, con sus muros
que se calaba por ventanas en cada frente, más multiplicadas cuanto más se iba
ascendiendo, y terminada en un remate cupuliforme con forros de azulejos.
La
iglesia que planifico Francisco Becerra en 1581, fue muy sencilla, consto de
una sola nave, y ábside con 5 pequeñas capillas de cada uno de los flancos,
fuera de las grandes en la cabecera y en los extremos de los dos brazos de la
cruz, cuyo crucero, de planta cuadrada y arcos apuntados, lo cubrió con una
techumbre cupular octogonal.
La
iglesia tenía capillas abovedadas laterales y retablos labrados al fondo,
bellísimo artesonado mudéjar en cedro, dorado y policromado, retablo de grandes
proporciones.
El
templo, conformado inicialmente por la sacristía detrás del presbiterio, coro
alto al pie y capillas independientes adosadas de los muros norte y sur, fue
modificado en el último tercio del siglo XIX.
A
consecuencia del terremoto de 1868 la iglesia se encontraba en total ruina por
lo que era inminente su reparación.
Las
tareas de reconstrucción iniciadas hacia 1885, reformaron su planta y sus
elementos arquitectónicos, adaptándose al uso litúrgico del decimonónico; para
lo cual se rompieron las paredes que separaba las capillas entre sí, generando
dos estrechas naves laterales, se edificó el ábside o coro bajo, reubicó la
sacristía colocándola en el claustro principal bajo la biblioteca, fueron
levantados dos coros, uno a cada lado del transepto, completando la tarea con
la edificación de dos capillas adyacentes al presbiterio. Se cambió la fachada
con apertura de dos puertas que enmarcan la principal y se levantó la torre
destruida en el terremoto de 1869.
La
iglesia fue pintada por un italiano llamado Baldasari. Una vez que los frailes
italianos que habían llegado años antes para la reforma religiosa de la
disciplina conventual, venida a mediados del siglo XIX, despojaron a la iglesia
de su belleza original.
Destruyeron
el coro, el púlpito, los betabloqueantes presbiterio y la capilla del crucero
en el lado del evangelio, abrieron puertas de comunicación entre las capillas
laterales, destruyéndose imágenes y retablos, cambiando la concepción original
de la iglesia. El templo fue pintado al óleo imitando un rosado mármol.
De
la antigua grandeza de la iglesia no queda sino la espléndida techumbre
mudéjar, la más hermosa de su clase en la arquitectura de Quito. El crucero
está formado por cuatro grandes arcos agudos de ascendencia musulmana.
La
capilla mayor de la iglesia hoy está ensanchada, se destruyó el coro alto y se
creó el bajo atrás del altar mayor eliminando la antigua sacristía construida
tras del antiguo ábside rectilíneo, creando uno nuevo semicircular, y dando a
toda esta capilla un aire de falso goticismo con su baldaquino de madera de
arcos góticos, su cubierta de bóveda encamonada, de arista y sus ventanales del
fondo, igualmente góticos.´
En
el centro de la capilla principal, se encuentra un baldaquino neogótico, y en
los brazos de la cruz, por un lado una puerta de entrada al convento y por otro
la entrada a la Capilla de la Virgen del Rosario. El estilo neogótico del altar
mayor del siglo XIX, no corresponde a la imagen general del templo de sobriedad
clásica.
De
la decoración original del templo se conserva únicamente el artesonado. Está
cubierta de madera realizada base de la sociedad fin que confluyen en estrella
de 8 puntas, constituye el modelo ejemplar del estilo morisco aplicado a la
ornamentación, convirtiéndose en el espíritu plástico de los siglos XVI y XVII.
Actualmente,
dentro de la iglesia se conservan hermosos retablos como el de La Sagrada
Familia, San Vicente Ferrer, Santo
Domingo, San Jacinto, El Divino Niño, Santo Thomas de Aquino, El Señor de la
Agonía, San Martín de Porres, entre otros en el que se resalta la potencia de
su decoración en madera dorada.
La
mayoría de obras de la iglesia, son de finales del siglo XIX, pero también
existen otras del siglo XVI, XVII y XVIII. Santo Domingo tiene obras de
artistas talentosos como: Fray Pedro Bedón,
Bernardo de Legarda, Bernardo de Rodríguez, Rafael Salaz y Luis
Cadena. Existen también obras de autor
anónimo.
El
templo también alberga capillas de extraordinaria belleza, como la capilla del
Santísimo, la capilla de la Virgen de la Escalera y la capilla de la Virgen del
Rosario.
La
capilla de la Virgen de la Escalera tiene su origen en la pintura de Fray Pedro
Bedón del siglo XVI, separada de su muro y trasladada a un lienzo desde el
convento dominicano de la Recoleta hasta la iglesia de Santo Domingo para
protegerla. El Padre Pedro Bruning, diseñó y construyó la capilla interior.
La
Capilla de la Virgen del Rosario está
ubicada en el crucero, hacia la derecha del altar. El padre Fray Pedro Bedón,
insigne pintor quiteño del siglo XVI, y fundador de la Cofradía del Rosario,
comenzó la construcción de una capilla para su asociación.
Su
plano de 1581, se atribuye a Francisco Becerra, la decoración del interior del
camarín a Bernardo de Legarda. La
capilla y arco concluidos en 1650 fueron el primer paso a desnivel de la
ciudad.
La
capilla barroca, nace en el crucero de la iglesia a partir del arco toral. Su
construcción fue posible cuando el cabildo concedió 4 barras de la calle
pública que van de santo domingo a La Loma Grande para la construcción de la
capilla y el Camarín de la Virgen.
La
capilla de la Virgen del Rosario se construyó sobre tres superficies desiguales
unidas por graderías con arcos gigantescos rematados por cúpulas con linternas,
en forma ascendente: primero el espacio de los fieles luego más elevado el
presbiterio sobre el arco y rematando detrás del retablo mayor, el camarín,
pasando la calle.
La
capilla está cubierta con cúpulas y el Camarín con una cupulina. Hay dos
cúpulas de grandes proporciones, la una sobre la pequeña nave y la otra sobre
el Camarín. Requirió arcos de cimentación que permitieron ubicar la cripta
sepulcral, el arco de la Virgen y una galería para habitación.
La
hermosa capilla de la Virgen del Rosario, posee la imagen de la virgen que fue
un obsequio de Carlos V a la ciudad de Quito.
En
el retablo mayor, el Sagrario estaba cubierto de espejos con molduras de plata
y llevaba una cenefa con tres angelitos y un arco con otros cuatro angelitos
sobre repisas clavadas en dicho arco.
Este arco, lo mismo que la cenefa y los angelitos eran de plata. Dos de estos
ángeles tenían los rostros y los brazos encarnados y llevaban en sus manos,
incensarios. Otros dos, de madera y vestidos de oropel, con alas y guirnaldas
de plata se hallaban colocados a los lados de la custodia.
El
nicho de la Virgen llevaba el mismo arco de madera que conserva hasta ahora,
enchapado de plata y, sobrepuestos, los quince misterios del rosario en plata
dorada, y, al pie, una rejilla de ocho piezas, siete candilejas y una cenefa muy
bien labrada: todo de plata. Completaban la decoración de este arco, cuatro
ángeles de madera sobre las correspondientes repisas, que hoy se encuentran sin
ellos. En la parte interior del nicho se hallaban siete espejos encamonados con
molduras de plata y en el fondo, dos puertas de cristal con seis grandes lunas
en sus bastidores de madera, resguardadas, a su vez, por otras dos puertas de
madera forradas de lienzo y pintadas. Dentro de aquel nicho estaba la imagen de
la Virgen del Rosario sobre su pedestal de plata, teniendo a sus pies una media
luna de plata y la espada, obsequiada por el Presidente García Moreno con la
inscripción del triunfo de Jambelí. Seis angelitos de madera, con alas y
guirnaldas de plata, sostenían en sus manos un gran rosario de oro.
El
nicho de la Santísima Trinidad estaba más o menos, como se encuentra ahora, con
su arco de plata sobre pilares de lo mismo y una cenefa también de plata.
Falta, sí, la lámina de jaspe con la Inmaculada Concepción que, con hermosa
moldura, un lazo y un cerco de plata, se hallaba al pie de aquel nicho.
A
los extremos del nicho de la Virgen, a uno y a otro lado, se hallaban las
mismas estatuas de Santo Domingo y San Francisco con sus diademas de plata, que
vemos ahora; en la parte superior, cuatro ángeles de madera y dos niños
desnudos y, en el remate del nicho, un cordero.
El
altar y el retablo de la derecha del presbiterio, junto a la capilla mayor,
estaba consagrado a la Virgen de los Dolores, cuya imagen con cerco, corazón y
daga de plata dorada, ocupaba el nicho principal del retablo, en cuya parte
exterior estaba clavado un relicario de plata con copete.
En
la parte inferior y media del dintel del nicho una lámina de Nuestra Señora de
Dolores, en marco de plata, con cuatro cantoneras y cuatro serafines dorados y
a los extremos, cuatro cuadritos: uno del Señor, otro de la Virgen, otro de la
Magdalena y el último de Santa María Egipciaca. Sobre el nicho había tres
cuadritos romanos representando a Santa Ana, San José y San Vicente Ferrer y al
pie de este último, un Agnus Dei en su relicario. En el retablo se encontraba
también un cuadro romano del Descendimiento y cuatro espejos de a tercia de
vara.
En
la parte baja de la capilla se encontraban los altares y retablos consagrados
entonces a San Joaquín, y a Santa Ana; de los cuales, hoy, el uno se halla
dedicado a San José y el otro ha sido eliminado para dar lugar a la puerta de
entrada a la nueva capilla de la Virgen de la Escalera.
Lamentablemente
la Iglesia de Santo Domingo ha sufrido muchas modificaciones, no se conserva
casi nada de su estructura original, lo único que queda, es el hermoso
artesonado de estilo mudéjar, que a pesar de todos los lamentables
acontecimientos que ha tenido que pasar esta edificación, aún mantiene su
belleza y originalidad.
Así
como es de importante la iglesia, el convento de Santo Domingo también es
fundamental.
El
convento Máximo de San Pedro Mártir fue
el tercero fundado en la ciudad de Quito para ayudar a la obra de la
civilización cristiana que se había propuesto España realizar en el continente
que para ella descubriera Colón.
Sabemos
que el año de 1541, cuando se constituyó la Comunidad con varios religiosos, el
padre Zarazo pidió al Cabildo, los solares que ahora tienen los dominicanos
para que edificara la iglesia y convento.
Luego
de Becerra realiza los planos para el conjunto arquitectónico en 1581.
El
convento se estructura en base de 3 claustros con arquería renacentista y
amplias galerías a su alrededor. La fachada del convento hacia la plaza,
conserva unidad mientras que al interior se observan diferencias de
tratamiento.
El
claustro principal, de forma cuadrada, se caracteriza por el basamento o zócalo
de piedra labrada que lo rodea sobre el que se levantan las columnas de fuste
ochavado con 11 arcos a cada lado en los dos pisos.
Encastrado
en uno de sus muros se halla también un hermoso bajo relieve en piedra, que
representa a San Pedro Mártir, con un cuchillo prendido en la cabeza, una palma
con tres coronas en la mano derecha y un libro en la izquierda. Lleva la fecha
al pie en esta forma B 1651 AÑOS: obra primorosa de valor inestimable para
nuestra historia de la escultura, pues es de lo más antiguo que tenemos fechado
en escultura en piedra.
El
segundo claustro o “patio de los naranjos” presenta columnas cilíndricas de
piedra en su planta baja y de ladrillo en planta alta. En el siglo XIX, las
paredes del claustro estaban cubiertas por pinturas alusivas a la vida de Santo
Domingo y al Nuevo Testamento. En este claustro funciona el colegio San Fernando,
cuyos antecedentes se remontan al siglo XVII cuando fue creado por el padre
Bedón.
Como
el claustro bajo, el alto se halla destruido en su techumbre; una de sus alas
no tiene ni siquiera el maderamen de ella, dejando ver las corrientes sobre las
que se asienta el tejado; las otras sí tienen cubierta nueva y una de ellas se
ha cerrado para aumentar el servicio de los religiosos.
El
tercer claustro del Convento pertenece al Noviciado. Fue construido por el
arquitecto Juan Pablo Sanz en 1875 y es de una sola planta, con todos sus
vanos, así de puertas como de ventanas, con arco apuntado. Era la época de la
fiebre goticista que afectó, no sólo a nosotros, sino a todo el medio
continente.
La
sala del refectorio, es utilizada por el colegio como salón de actos. Ocupa el
tramo oriental del segundo claustro, fue concluida en 1688 y es de forma
rectangular, de cerca de 34 metros de largo por 7 de ancho, con artesonado
mudéjar formando por figuras geométricas y decorado con rosetones dorados y
lienzos con temas religiosos.
El
refectorio recibe luz por cinco ventanas laterales y dos abiertas en el
testero, y está cubierta con un precioso artesonado piramidal con faldones a
los lados, que descansa sobre un gran almarbate moldurado, pintado y dorado. El
paño central lleva una decoración aplicada lineal de grandes figuras
estrelladas con centros redondos, de los que penden piñas y 23 octógonos
alargados, en dos hileras paralelas, al eje de la sala, con telas pintadas que
representan pasajes de la vida de Santa Catalina de Sena. Todas las partes
internas de las figuras llevan decoración floral a todo color y en tono bajo.
Los
faldones se componen de 54 telas pintadas con imágenes de mártires de la Orden,
entre molduras. Lástima grande que muchas de estas telas se hallen retocadas o
más bien repintadas; pues, a juzgar por las que no lo han sido, son cuadros
magníficos y de gran interés. Sea como fuere, el artesonado o techumbre del
refectorio es de una gran nobleza.
Entre
el claustro principal y el claustro del coristado, que se caracteriza por sus
ventanas ojivales y pilastras en su piso bajo, se encuentra la hermosa capilla
de la Virgen de Pompeya. Esta capilla es parte del último claustro, tiene un
pequeño altar con columnas salomónicas agrupadas a ambos lados de la pintura de
la virgen, toda en rojo y oro, ricamente decorada como las vigas y cieloraso de
su cubierta. En esta capilla se encontraba hasta mediados del siglo XX, un
bello púlpito en madera tallada y dorada sobre fondo rojo, con figuras de
santos y efigies en relieve que en diversos niveles se adaptan a la forma del
púlpito y lo sostienen en los claustros durante los siglos XVI y XVII
desarrollaron magníficas obras, fray Pedro Bedón, pinturas, y el escultor
toledano Diego de Robles y el Padre Carlos, las bellas esculturas y alto
relieves policromados y dorados; se han restaurado los retablos coloniales de
sus corredores.
El
convento guarda obras de artistas como Legarda y Caspicara, e imágenes de
tamaño natural vestidas con hábitos de tela engomada. Maravillosas son las
páginas decoradas en el siglo 21 por fray Pedro Bedón en el libro coral en
pergamino y bellísimo el trabajo de las andas de la virgen del Rosario
realizado en el siglo XVIII, en plata repujada.
Iglesia de la Merced: Esta
es la iglesia que actualmente vemos y que se inspiró en la iglesia de La
Compañía de Jesús, pero modificándola en los aspectos arquitectónico
indispensables para el uso de la comunidad mercedaria que, por su naturaleza
conventual requería entre otros aspectos, de un amplio coro alto. Esta iglesia
se levantó en honor a la Virgen María protectora de la ciudad después de las
erupciones volcánicas del Pichincha que amenazaba con destruirla a mediados del
siglo XVII. A la Basílica de la Merced se entra por la plaza del mismo nombre, la
mejor vista del templo se tiene desde ese lado: el gran lienzo blanco sobre el
atrio de piedra, la torre cuadrangular con aire arábigo en el cuerpo superior y
remate; la cúpula central, airosa y los cuatro cupulines con linterna sobre el
lienzo. La puerta de acceso tiene un representativo marco de piedra: pilastras
de nichos intercalados y adornos tan caros para los canteros indios.
Iglesia
de San Agustín:

La construcción de la iglesia y del convento de San Agustín concluye en 1650 por obra de Juan del Corral. Su diseño estuvo en manos del Arquitecto Francisco Becerra, quien construyó la Catedral del Cuzco. En 1895 el convento se transformó en cuartel militar, fue un período de confrontación entre conservadores y liberales. En el corredor Oriental se encuentra la histórica Sala Capitular, en donde funcionó el Aula Magna de la Universidad de San Fulgencio (la primera de Ecuador). En 1586 se dictaban clases de Teología, Filosofía y Bellas Artes.
La construcción de la iglesia y del convento de San Agustín concluye en 1650 por obra de Juan del Corral. Su diseño estuvo en manos del Arquitecto Francisco Becerra, quien construyó la Catedral del Cuzco. En 1895 el convento se transformó en cuartel militar, fue un período de confrontación entre conservadores y liberales. En el corredor Oriental se encuentra la histórica Sala Capitular, en donde funcionó el Aula Magna de la Universidad de San Fulgencio (la primera de Ecuador). En 1586 se dictaban clases de Teología, Filosofía y Bellas Artes.
Las piedras utilizadas para levantar el convento de San
Agustín se obtuvieron del majestuoso volcán Pichincha. Sus paredes sirven de
galería, en las que se puede detallar la vida y milagros de San Agustín, a
través de un admirable complejo de 25 lienzos de Miguel de Santiago.
La Iglesia de San Agustín es una de las más coloridas de
Quito por sus trazos modernos y alegres al óleo. “La Regla” es una importante
obra del siglo XVII elaborada por Miguel de Santiago, se encuentra al lado
derecho al interior de la iglesia. En el lado izquierdo “La Conversión de San
Agustín”, obra de Luis Cadena en el siglo XIX.
Además prevalecen esculturas del siglo XVIII distribuidas
en tres salas del importante Museo Miguel de Santiago. Algunas obras talladas
en madera y cubiertas en pan de oro son: San Miguel, San Rafael, El Niño.
Museo
Yaku: Yaku, el Parque Museo del Agua en Quito es un lugar que
busca concienciar al visitante sobre la gran importancia del recurso y
patrimonio colectivo que es el agua, evidenciando que a más de ser un elemento
fundamental de la naturaleza, es fuente no renovable de vida y posee una carga
histórica y mítica fundamental e importante para la humanidad entera.
El Parque-Museo del Agua se erigió sobre los primeros
tanques de recolección y purificación de agua de Quito los cuales abastecieron
a la ciudad desde 1913. Construidos en el barrio El Placer, llamado así debido
a que su historia lo amerita. Algunas investigaciones nos cuentan que en este
sector se localizaba el Palacio de descanso del Inca Huayna Cápac, o como los
cronistas de la colonia lo llamaron: el “Palacio del Placer del Inca”. Se dice
que constaba de patios, estanques, piscinas y jardines., y que muy posiblemente
tanto la Conquista Española como el “progreso” de la ciudad destruyeron este
complejo usando su material para otras edificaciones o simplemente construyendo
sobre éste.
Será con el pasó del tiempo que este barrio se convierta
en fuente de otros placeres ya que para comienzos del siglo XIX las clases
altas de Quito poseían sus casas de campo en este sector donde solían ir a
veranear. Será ya finalizando aquel siglo y entrando al siguiente que todo este
barrio se convertiría en refugio de la vida bohemia, escondida y prohibida de
Quito con diferentes cantinas, bares, salas de baile, casas de cita, etc. En la
actualidad, con la creación del Yaku, Parque-Museo del Agua, se rescata parte
de la historia de este barrio para convertirse en un lugar de entretenimiento
educativo.
Este parque-museo ofrece al visitante tres exposiciones
permanentes que además de ser educativas buscan ser interactivas y lúdicas. La
primera se llama “Agua Viva” y enseña sobre las diferentes características
naturales y químicas del agua, la segunda se denomina “Agua que Crea” y expone
sobre la importancia biológica de este líquido para la creación y existencia de
vida, y el tercero se denomina “Nuestra Agua” donde se evidencia la relación
entre el agua y el ser humano.
Además está el museo de sitio que expone los antiguos
tanques de recepción y purificación de agua de 1913. Otra exposición es la
llamada “Agua llega a mi casa” donde se muestra todo el proceso de captación,
purificación, distribución y disposición final del agua haciendo énfasis en la
responsabilidad que el ciudadano posee sobre este recurso. Una de sus
exhibiciones más atractivas es la Sala de Burbujas donde lúdica e
interactivamente se demuestran las propiedades físicas y químicas del agua
envolviendo al participante en la creación de burbujas de jabón gigantes, muros
de jabón y hasta la oportunidad de encerrar al participante dentro de una burbuja.
Además de estos atractivos, se presentan exposiciones
temporales, tanto artísticas como científicas en las cuales se trata sobre el
agua y su preservación e importancia. También, cada domingo a medio día (12h00)
se ofrece una diversa programación artística al público en general en donde se
incluye danza, teatro y música.
Cima de la Libertad: Un
tour histórico cultural comprende el Templete
de los Héroes en las
faldas del Pichincha, sitio histórico donde se realizó la batalla del 24 de
Mayo de 1822, que selló la Independencia de Quito.
Plaza
del Teatro: Construido entre 1879 y 1887, el Teatro Sucre
fue una obra que buscó aterializar la influencia ilustrada de la revolución
francesa en lo que a artes respecta y así comenzó el establecimiento de una
cultura dominante.
Esto último se evidencia en su historia, ya que en la
época colonial, la que ahora es llamada Plaza del Teatro fue la Plazuela de las
Carnicerías, lugar donde, como su nombre lo indica, se comerciaba y ofertaba
carne. Pero luego, semanalmente se organizaron corridas de toros que
desembocarían en el s. XVIII en la construcción de una Plaza de Toros. Ésta
última llegó a su fin en1867, cuando el Congreso de aquel entonces decidió
abolir la práctica de la corrida de toros y establecer teatros en cada
municipalidad.
El Teatro Sucre fue inaugurado el 25 de noviembre de 1886
a las ocho y media de la noche donde interpretaron el Himno Nacional la
Orquesta Nacional, la Banda de Artillería, un piano y dos cantantes.
Hasta ya entrado el siglo XX, el Teatro no poseía un uso
oficial, si apenas de dos a tres veces anuales se realizaba alguna presentación
importante, el resto del tiempo servía para bailes de la clase alta de Quito,
matrimonios, eventos de fin de año de colegios y escuelas y hasta sirvió para
la realización de fiestas privadas. La primera función de cine realizada en
este espacio fue en 1901. Con el tiempo se limitó su uso a presentaciones
artísticas primordialmente.
El teatro actualmente se encuentra bajo la administración
de la Fundación Teatro Nacional Sucre al igual que el espacio de su plaza, la
Plaza del Teatro, en la cual se organiza continuamente eventos
predominantemente musicales, al aire libre y abiertos al público en general.
Además administra otros teatros como son el Teatro
Variedades Ernesto Albán, el Teatro
México y
el Centro
Cultural Mama Cuchara.
Teatro Bolivar: se encuentra en las calles Espejo y Flores, uno de los símbolos más
significativos del centro de quito, no solo por sus connotaciones culturales y
sociales sino también por su significante arquitectónico es una muestra de
estilo ecléctico, construido en 1934 con un elegante salón para 1800 personas.
Monasterio e Iglesia de Santa Catalina: Está
situado apenas a dos cuadras de la Plaza Grande. La iglesia se encuentra de
norte a sur, a lo largo de la calle Flores, con su fachada frente a la calle
Espejo. Ha sido restaurado varias veces y ha experimentado muchos cambios a
consecuencia de los terremotos severos que han devastado la ciudad.
Actualmente, el convento abre sus puertas al público por un museo de cuatro
salas, el cual alberga más de 100 piezas, entre ellas esculturas, lienzos y
telas de los siglos XVII y XVIII. Un dato curioso es que los restos del
presidente Gabriel García Moreno estuvieron aquí por más de 80 años Y otro es
que la única escultura de la Virgen de la Escalera (de Caspicara) fue ocultada
en el convento. Aquí usted puede comprar las famosas medicinas hechas por las
monjas enclaustradas, tal como ajo, jarabe de rábano y eucalipto para toses,
agua carmelita para el corazón y los nervios, crema antiarrugas, condurango
para el cáncer y remedios para todas clases de indisposiciones. Los paladares
más finos pueden degustar pasteles y postres tales como turrón, la mermelada de
guayaba y el tan apreciado vino de comunión.
Barrio la Loma Grande: hermoso rincón quiteño hacia el Oriente de la Plaza de SANTO Domingo.
Sus tradicionales construcciones coloniales y su singular calle la “Mama
Cuchara”, que delimita a la loma, asi como el Centro Cultural Mama Cuchara
(antigua clínica Pasteur), son un atractivo turístico de este barrio.
El
Panecillo: Su nombre fue otorgado por los españoles en
su Conquista ya que la colina posee un parecido con un pequeño pan. La historia
cuenta que antes de su llegada a esta loma la llamaban “Shungoloma”, palabra
quichua que significa “loma del corazón”. De acuerdo a una leyenda, en tiempos
pre-incaicos, miembros de la cultura Karas construyeron ahí un templo en honor
al sol y uno en honor a la luna en San Juan, la loma levantada al costado
opuesto. El general inca Rumiñahui habría destruido estos dos templos cuando
sus tropas fueron forzadas a retroceder por el ejército español. Otro nombre
con el cual se le denominaba en tiempos prehispánicos fue Yavirac.
Este mirador se encuentra a una altura de 3035 msnm. y
para Quito representa la división entre el norte y sur de la ciudad. Al
visitarlo podemos encontrar en la cima a la Virgen de Quito que fue construida
en 1976 por el artista español Agustín de la Herrán Matorral. “Esta escultura
tiene 45 m. de alto y es una copia a gran escala de la escultura de La Virgen
de Quito de Bernardo de Legarda, que se muestra en el altar principal de la
iglesia de San Francisco. Está construida con alrededor de siete mil piezas de
aluminio. Se puede subir por su interior para lograr una vista aún más
espectacular de la ciudad”.
Además en este mismo lugar se puede encontrar a la Olla
del Panecillo que fue una especie de cisterna circular de ocho metros de
profundidad que fue utilizado para el riego de sembríos. Durante la dominación
española, el lugar sirvió para recolectar agua lluvia destinada al riego de los
jardines de la mansión española Bellavista y luego fue utilizado como sitio de
defensa de las tropas coloniales durante la batalla libertaria de Pichincha, el
24 de mayo de 1822.
Dentro de las opciones mencionadas para visitar en la
cima del Panecillo, también encontrará comida tradicional, restaurantes, artesanías,
áreas de juegos para los niños, así como también parqueaderos.
Para subir hasta el mirador a pie, puede utilizar uno de
los accesos más importantes que parte desde la calle García Moreno o, si se
encuentra en un vehículo, puede avanzar utilizando la avenida Melchor Aymerich,
única vía que lo conecta con la cúpula. Además, de no tener transporte privado,
se puede recurrir a dos tipos de unidades de transporte urbano que transitan a
través del centro de Quito por las calles García Moreno y Chile, de la ruta
Altamira – Cima de la Libertad o el recorrido Jesús del Gran Poder – Cima de la
Libertad.
Parque Itchimbia: El Parque ocupa la cima y las laderas de la loma del
Itchimbía a 2.910 msnm., situada en el límite oriental del Centro Histórico.
Está rodeado por barrios tradicionales como El Dorado, La Tola y San Blas, por
lo que ofrece una vista panorámica de la ciudad y su entorno, convirtiéndose en
un impresionante mirador natural, desde el cual si el cielo está despejado- se
puede divisar el Centro Histórico, Patrimonio Cultural de la Humanidad, así
como los volcanes y nevados que rodean a la ciudad como el Pichincha, el
Cayambe, el Antisana, el Atacazo, el Corazón y los Illinizas.
Basilica del Voto Nacional : Es
una de las iglesias más grandes y recientes del Ecuador, está conformada por 24
capillas internas, 22 de ellas representan al número de provincias del país. El
subsuelo guarda las criptas donde reposan los restos de varios ex mandatarios
de la República.
La edificación
alcanza una altura de 100 metros. Precisamente en lo alto se construyó un
hermoso mirador que sirve también de cafetería. Es una de las obras más
importantes de la arquitectura neogótica ecuatoriana. Se destaca porque sus
tallados representan a la flora y fauna del país.
La Basílica del Voto
Nacional es una de las iglesias más hermosas de la ciudad. Su construcción fue
impulsada por el padre Julio María Matovelle y los materiales fueron traídos
desde el barrio de San Juan. El proyecto fue realizado por el arquitecto
francés Emilio Tarlier, inspirado por la catedral en Bourges, hizo los planos
entre 1890 y 1896.
La iglesia fue
consagrada en 1988, para rememorar la consagración del estado ecuatoriano al
Sagrado Corazón de Jesús. Ubicada en una colina escarpada al noreste de la
vieja ciudad Quito, puede ser vista de cualquier rincón de la ciudad, en
particular de noche cuando es iluminado, parecido a un faro, en brillante verde
y azul.
La Basílica tiene 140
metros de largo por 35 de ancho, 30 metros de altura en la nave central, 15
metros de alturas en las 24 capillas votivas, 74 metros de crucero y es
la iglesia más grande del Ecuador y toda América Latina. Las dos torres
frontales tienen 115 metros de altura y cuenta con 7 puertas de acceso, 3 en la
fachada y 4 laterales, una sólida Cripta y un Panteón.
Esta construcción
difiere de las demás por su tendencia neogótica, estilo marcado por el uso de
gárgolas como adornos a nivel mundial. La Basílica del Voto Nacional cambia el
estilo neogótico utilizando flora y fauna autóctona que da un toque diferente a
este tipo de arte.
En su interior
podemos encontrar un telescopio con el que se puede ver todo el centro y sur de
la capital ecuatoriana con claridad y precisión. También se pueden visitar la
torre del cóndor y la torre del reloj y campanario.
El nombre de La torre
del Cóndor se debe a que su altura es igual a la mínima que alcanza el cóndor
en su vuelo. Para llegar a ésta en necesario cruzar una especie de puente
colgante que los dirige hasta unas escaleras empinadas y angostas. Aquí está
situado el mirador más alto en la Basílica.
En cambio en La torre
del Reloj y el Campanario, como su nombre lo indica, se encuentra la máquina
del reloj que sigue funcionando con exactitud y las cuatro campanas, de
diversos tamaños, que anuncian las horas con sus campanadas. Toda la torre está
conectada con unas largas escaleras en forma de caracol que lo permiten llegar
hasta la cruz de la iglesia.
Santuario
de Guapulo: En pequeña planicie en los contrafuertes del
lomerío que separa Quito del valle de Tumbaco, a la vera del camino que siguió
la expedición de Pizarro que descubrió el Amazonas, rodeado de quebradas
hondas, está el santuario de Guápulo, por siglos sitio de peregrinación devota
de las gentes quiteñas.
La
imagen de Nuestra Señora de Guadalupe que allí se honra fue tallada por Diego
de Robles y policromada por Luís de Rivera. Al principio no hubo sino una
ermita. En 1596 el obispo López Solís, muy devoto de la Virgen de Guápulo, le
edificó iglesia. Medio siglo más tarde, en 1649, se comenzó, bajo la vigilancia
del H. Antonio Rodríguez, la actual.
Debido a flagelos, la gran nave se ofrece
casi desnuda de ornamentación, como no sea la de resalte geométrico con
reminiscencias mudéjares y el friso que corre a lo largo de los muros. Resto de
antiguas grandezas es el púlpito, tallado por Menacho en 1716, justamente
celebrado como uno de los más bellos del Nuevo Mundo.
Concluida
la parte arquitectónica del santuario, para la obra pictórica se llevó a
Guápulo a Miguel de Santiago y al joven Nicolás Javier Goríbar. De éste queda
un retablo firmado, en el templo. Miguel de Santiago pintó lienzos para los
marcos de los retablos y cuadros con asunto de los milagros de la Virgen.
Estas telas constituyen uno de los momentos
fundamentales del arte quiteño. El artista, al tiempo que refería la anécdota,
evocaba escenas del tiempo, situándolas en un ambiente entre trágico y mágico.
Realismo mágico americano, tenso dramatismo, alucinantes efectos, hacen de esta
serie lo más vigoroso y personal de la obra del gran pintor.

Ciudad Mitad del Mundo:
La Ciudad Mitad del Mundo, ubicada a 15 kilómetros al Norte de Quito, es la ciudad turística, comercial y científica más pequeña del Ecuador. Es uno de los lugares de mayor interés para los visitantes nacionales e internacionales. En su interior se encuentra el Monumentos Ecuatorial, posado sobre la Latitud 0º0’0”, en el cual se puede estar en dos hemisferios al mismo tiempo. Su arquitectura está basada en una muestra característica del estilo colonial. La Ciudad Mitad del Mundo está ubicada sobre una línea Ecuatorial o Equinoccial, en un valle encantado, donde se divide el planeta en dos hemisferios: Norte y Sur. Además es el punto de encuentro de las más coloridas exhibiciones de la cultura y arte popular.
La Ciudad Mitad del Mundo, ubicada a 15 kilómetros al Norte de Quito, es la ciudad turística, comercial y científica más pequeña del Ecuador. Es uno de los lugares de mayor interés para los visitantes nacionales e internacionales. En su interior se encuentra el Monumentos Ecuatorial, posado sobre la Latitud 0º0’0”, en el cual se puede estar en dos hemisferios al mismo tiempo. Su arquitectura está basada en una muestra característica del estilo colonial. La Ciudad Mitad del Mundo está ubicada sobre una línea Ecuatorial o Equinoccial, en un valle encantado, donde se divide el planeta en dos hemisferios: Norte y Sur. Además es el punto de encuentro de las más coloridas exhibiciones de la cultura y arte popular.
El Monumento Ecuatorial,
se encuentra localizado en la latitud cero grados cero minutos y cero segundos.
Denominado así por su forma piramidal–cuadrangular con sus cuatro monolitos en
los ángulos, tiene la orientación geográfica de los cuatro puntos cardinales.
En el interior del
monumento se encuentra el Museo Antropológico y Etnográfico, donde se
puede conocer más sobre la historia y los grupos étnicos de las 4 regiones del
Ecuador. Además se puede observar documentos, mapas y actas de la Misión
Geodésica Francesa.
Al ingresar a la
Ciudad Mitad del Mundo se encuentra una avenida en la que se destacan bustos en
piedra de los miembros de la Misión Geodésica Francesa que visitó el territorio
ecuatoriano en el año 1736 para participar de la medición del meridiano. A la
izquierda de la avenida, se puede observar cuatro Pabellones, el de España, el
de Francia, el de Alemania y por supuesto el de Ecuador; cada uno de ellos
exponen una temática científica y cultural. Además cuenta con otros lugares de
interés como pequeñas callejuelas, casas entejadas, un sitio de encuentro
artístico y cultural que es la plaza central, la capilla y la plaza de toros.
Alrededor de la plaza
central, se encuentran locales comerciales, en donde los visitantes pueden
observar y comprar una gran variedad de artículos como ropa, artesanías en
cuero, piedra, madera y tagua. También cuenta con joyerías, galerías de arte,
agencias de viaje, heladerías, cafeterías y restaurantes.
El
Teleferico: Está ubicado al extremo oriental de la
ciudad, a la altura del límite entre el norte y el centro de Quito. Su entrada
se ubica en la calle Arnulfo Araujo y Av. Occidental (cerca de la intersección
con la Av. Gasca), se puede llegar tomando un bus que transite por toda la Av.
Occidental. Desde esta entrada se debe caminar unos 15 minutos hasta llegar a
la boletería, aunque si va en auto existen parqueaderos cercanos, o si llega en
taxi lo puede dejar aún más cerca.
Centro
Histórico de Quito:
Es la zona colonial más extensa y mejor
conservada de América, un impresionante rompecabezas arquitectónico de 320
hectáreas compuesto desde el siglo XVI hasta el XX por plazas de piedra
volcánica, calles angostas, edificios republicanos, monasterios, conventos,
museos, especierías e iglesias barrocas y góticas, que albergan la vida
cotidiana de sus habitantes, quienes mantienen intactas algunas de sus
costumbres hasta hoy en día.
Y los sábados, al caer el
sol, el Centro Histórico te espera con sus Noches Patrimoniales: recorridos
guiados para que revivas leyendas o disfrutes de espectáculos de danza, teatro
y música.
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